martes, 22 de julio de 2014

EL DÍA DEL PADRE CELESTIAL


Tu Padre eterno ha hecho todo para salvarte y quiere tener un encuentro contigo en su día santo.
Uno de los momentos más incómodos de mi infancia ocurría durante las tardes del sábado, el “día del Padre celestial”. Según mi abuela, ese día todo estaba prohibido. No podía jugar, ver televisión, correr ni usar mi bicicleta. Solo me permitía leer la Biblia. Es que en La Paz, Baja California Sur, durante el verano el calor vespertino es agobiante. Las temperaturas alcanzan los 45° C (113° F). Así que en las tardes de sábado yo parecía un león enjaulado, dando vueltas sin saber qué hacer.
Cuando le preguntaba a mi abuela por la razón de las restricciones, con ojos llameantes y rostro cejijunto ella respondía: “¡Porque Dios así lo dice!”

jueves, 17 de julio de 2014

ACUERDATE DEL SÁBADO

 “Acuérdate del Día Sábado”

Solo una parte de la Biblia fue escrita con los propios dedos de Dios, los diez mandamientos (Exo. 31:18). En el corazón de los diez mandamientos Dios escribió estas palabras: “Acuérdate del día Sábado, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra; pero el séptimo día es el Sábado del Señor tu Dios. En él no harás ninguna obra; tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu sirviente, ni tu sirvienta, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que hay en ellos, y descansó el séptimo día. Por ello el Señor bendijo el día Sábado y lo santificó”. Exo. 20:8-11. NKJV (Nueva Versión King James).

 Debiera observarse que este mandamiento no nos manda adorar un día cada semana, sino que adorar a Dios en el séptimo día de cada semana. No existe, desde luego, ninguna diferencia técnica entre ninguno de los días de la semana – todos poseen 24 horas – excepto que Dios dijo que debemos guardar un día específico. Este mandamiento, al igual que el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal en el jardín del Edén, es una simple prueba de lealtad para con Dios. A través del Apocalipsis, Dios identifica a Su pueblo, en contraste con el mundo, como aquellos que guardan los mandamientos: “Aquí están aquellos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Apoc. 14:12.