domingo, 23 de junio de 2013

CUANDO ESTES TRISTE

 " En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.  Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.   Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.   Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;   y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre,  el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.   No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros.  Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros si me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros.   El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él." JUAN 14: 12-21
http://hequinterorios-libresporlaverdad.blogspot.com/ 

sábado, 22 de junio de 2013

LOS ADVENTISTAS

¿QUIÉNES SON?

La Iglesia Adventista del Séptimo Día, está establecida en los cinco continentes (204 países de las 229 países y áreas reconocidas por las Naciones Unidas), siguiendo la instrucción de Jesucristo a sus discípulos, “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”, se considera una iglesia universal que no quiere circunscribir su actuación a determinadas zonas del mundo. Las 310 lenguas en las que publica literatura, y si se incluye la lengua hablada, las 803 lenguas y dialectos, en los que proclama el evangelio, lo confirman.

Por su reconocimiento de Jesucristo como el único Mediador y Salvador y la Biblia como única regla infalible de fe, por su aceptación de la salvación sólo por gracia y sólo por fe, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se inscribe, dentro del conjunto de iglesias cristianas históricas, en el tronco de los grupos religiosos herederos de la Reforma del siglo XVI.

En el tiempo presente, dentro del cristianismo, la Iglesia Adventista del Séptimo día, se presenta como un movimiento integrador de la fe apostólica, con la misión de despertar las conciencias de los hombres a la promesa de nuestro Señor Jesucristo de que el momento de su segundo advenimiento está cercano. Ésta es una de sus características fundamentales y de la que toma su nombre, por la trascendencia que dicho acontecimiento tiene para la historia del hombre.
En todas sus actividades religiosas sigue como modelo a Jesucristo y ofrece una acción salvadora en aspectos médicos, asistenciales y educativos. Esta triple acción responde al concepto evangélico del ministerio de Jesucristo, quien predicaba, sanaba y educaba.

La presencia y testimonio de la comunidad adventista, en medio de una sociedad cada día más materializada, aporta un triunfo de la dimensión trascendente sobre ese bombardeo incesante de secularización al que nos tiene habituados la vida moderna. Representa, así mismo, una comunidad de servicio y de amor, de interés y de corresponsabilidad por el mundo sufriente, por el prójimo desvalido o menesteroso.

Seminario de Salud en Coyhaique (Chile)

 http://www.elpatagondomingo.cl/?p=31315

La solidaridad de los adventistas con las víctimas de las contingencias dolorosas de este mundo, no es un tópico teórico, es un programa de acción organizado que procura mitigar el dolor, aportar apoyo y soluciones a los marginados, romper las cadenas del vicio y educar. Pero la acción social de los adventistas no se plantea como una ruptura de estructuras, sino a través de una transformación personal efectiva, que incida en un mejoramiento general de la sociedad. Esta página, a través de los textos y de las imágenes, quiere ser una síntesis de la fe de una comunidad universal de creyentes que hacen de Dios el centro trascendente de su vida y de sus semejantes el objeto de su amor, solidaridad y servicio.
TOMADO DE
http://www.adventistas.cl/index.php/nosotros/quienes-somos

viernes, 21 de junio de 2013

LOS ADVENTISTAS/ Historia



Guillermo Miller
Guillermo Miller
En apenas un siglo y medio la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha crecido de un puñado de personas, que diligentemente estudiaron la Biblia en búsqueda de la verdad, para una comunidad mundial de mas de ocho millones de miembros y, otros millones, que consideran la Iglesia Adventista su hogar espiritual.

Doctrinariamente, los Adventistas del Séptimo Día son herederos del supradenominacional movimiento Milleriano de la década de 1840. Aunque el nombre “Adventista del Séptimo Día” haya sido escogido en 1860, la denominación no fue oficialmente organizada hasta el 21 de mayo de 1863, cuando el movimiento incluía cerca de 125 Iglesias y 3.500 miembros.

Entre 1831 y 1844, Guillermo (William) Miller - 
un predicador Bautista y ex-capitán de Ejército de la Guerra de 1812 - lanzo el grande despertar del segundo advenimiento, el cual eventualmente se dispersó a través de la mayoría del mundo cristiano. Basado en su estudio de la profecía de Daniel 8:14, Miller calculo que Jesús podría retornar a Tierra el 22 de octubre de 1844. Cuando Jesús no apareció los seguidores de Miller experimentaron lo que se vino a llamar “El Gran Chasco”. La mayoría de los millares que se habían juntado al movimiento, salio en profunda desilusión. Unos pocos no en tanto, regresaron para sus Bíblias para descubrir porque ellos fueron decepcionados. Luego ellos concluyeron que la fecha del 22 de octubre era correcta, pero que Miller había predicho el evento errado para aquel día. Ellos se convencieron de que la profecía bíblica preveía no el retorno de Jesús a la Tierra en 1844, pero que El comenzaría en aquella fecha un ministerio especial en el cielo para Sus seguidores. Así, ellos continuaron a esperar por el breve retorno de Jesús, como hacen los Adventistas del Séptimo Día aun hoy.

Santiago White
Santi
De este pequeño grupo que se rehusó a desistir después del gran Chasco, surgieron varios líderes que construyeron la base de lo que vendría a ser la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Se destacan dentro de estos líderes una pareja joven – Santiago y Elena White - y un capitán de navío jubilado, Jose Bates.
Este pequeño núcleo de “adventistas” comenzó a crecer - principalmente en los estados de la Nueva Inglaterra en la América del Norte - adonde el movimiento de Miller había comenzado. Elena White, apenas una adolescente en la época del gran Chasco, se desenvolvió en una dotada escritora, oradora y administradora, tornandose,y permaneciendo, la consejera espiritual de confianza de la familia Adventista por mas de 70 años hasta su muerte en 1915. Los primeros adventistas vinieron a creer - como los Adventistas desde entonces - que ella disfruto de la dirección especial de Dios mientras ella escribía sus consejos para el creciente grupo de creyentes.
Hellen de White
Ellen de White

En 1860, en Battle Creek, Michigan, EUA, un puñado de congregaciones de Adventistas escogieron el nombre Adventista del Séptimo Dia y en 1863 organizaron formalmente el cuerpo de la Iglesia con un número de 3.500 miembros. En el principio, la actuación fue en gran parte limitada en América del Norte, hasta 1874 cuando el primer misionero de la Iglesia John Nevins Andrews, fue enviado para Suiza. La obra en África fue iniciada tímidamente en 1879 cuando Dr. H. P. Ribton, un reciente converso en Italia, se cambio para Egipto y abrió una escuela, pero el proyecto termino cuando tumultos comenzaron a surgir en los barrios. El primer pais cristiano no protestante en recibir la iglesia fue Rusia, adonde un ministro adventista fue enviado en 1886. Misioneros adventistas entraron por primera vez en países no cristianos en 1894- Costa Dorada (Gana), oeste de África, y Matalbeleland, África del Sur. En el mismo año misioneros vinieron a América del Sur, y en 1896 había representantes en Japón. La iglesia hoy tiene actuación establecida en 209 países.

José Bates
José Bates

La publicación y distribución de literaturas fueron los principales factores en el crecimiento del movimiento del Advenimiento. La ‘Advent Review' y el ‘Sabbath Herald' (hoy ‘Adventist Review'), órgano general de comunicación de la Iglesia, fueron lanzados en Paris, Maine, en 1850; el ‘Youth's Instructor' en Rochester, Nueva York, en 1852; y el ‘Signs of the Times' en Oakland, Califórnia, en 1874. La primera Casa Publicadora denominacional en Battle Creek, Michigan, comenzó a operar en 1855 y fue debidamente incorporada en 1861 con el nombre de Asociación de Publicación Adventista del Séptimo Día.
John Andrews
John Andrews

El Instituto de Reforma de la Salud, conocido mas tarde como Sanatorio Battle Creek, abrio sus puertas en 1866, y la obra de la sociedad misionera fue establecida a nivel estatal en 1872, y 1877 vio la formación de las Asociaciones de las Escuelas Sabáticas en todo el Estado. En 1903, la sede de la denominación se cambio de Battle Creek, Michigan, para Washington, D.C., y en 1989 para Silver Spring, Maryland, a donde ella continua a formar el nervio central del trabajo siempre en expansión.


TOMADO DE:
http://www.adventistas.cl/index.php/nosotros/historia



jueves, 20 de junio de 2013

HIRAM EDSON: DEFENSOR DE LA VERDAD DEL SÁBADO


HIRAM EDSON
Defensor de la Verdad del Sábado
Diciembre 1802 - Enero 1882
Hiram Edson fue el instrumento que Dios usó para revelar a los primeros adventistas guardadores del sábado el significado de la purificación del santuario. Con Bates y White, él fue uno de los estudiosos de pensamiento profundo que contribuyó al desarrollo doctrinal de los adventistas del séptimo día. Fue un sacrificado siervo de Dios y ardiente evangelizador, fiel durante su larga vida en su devoción a Cristo.

En 1840, él vivía en una granja cerca de Port Gibson, New York, un pueblo pequeño cerca del Canal Erie casi a medio camino entre Albany y Buffalo. Un pequeño grupo de creyentes, en su mayoría granjeros, vivían en esta área, y veían a Edson como su líder. Su granja estaba cerca de kilómetro y medio al sur del pueblo. En ese lugar los adventistas se reunieron el 22 de octubre de 1844, para esperar la venida del Rey. Pero Cristo no vino como ellos lo esperaban.

Al día siguiente, en respuesta a sus oraciones pidiendo luz, Dios le mostró a Edson -- en una visión -- una escena maravillosa: Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, ingresando al lugar Santísimo del Santuario Celestial para empezar su obra de juicio antes de su pronto retorno. Edson compartió esta luz con sus amigos Owen Crosier y Dr. F. B. Hahn, de Canandaigua. Ellos determinaron estudiar el santuario y su purificación desde el punto de vista bíblico. El resultado de su investigación apareció en su pequeño semanario adventista publicado en Canandaigua, el Day Dawn; luego más tarde también en el Day Star, de Cincinnati. A partir de este momento, llegó luz a los desanimados adventistas, y comenzó a aclarárseles el porqué de su dolor y chasco.

LOS ADVENTISTAS

Mensaje y propósito:
El mensaje de la Iglesia Adventista del Séptimo Día está centralizada en Jesús. El evangelio eterno, la gracia de la salvación ofrecida por el extraordinario amor de Dios revelado en la vida victoriosa, muerte vicaria y resurrección triunfante de Cristo.
La gran esperanza de la Iglesia es el advenimiento de Cristo, concretización de la promesa del Señor “Vendré otra vez” para llevar a Su pueblo a un nuevo hogar; la verdad presente sobre el ministerio contemporáneo de Cristo en el Cielo, actuando como abogado y Sumo Sacerdote para aquellos que Lo acepten como Salvador personal, perdonando los pecados en un ofrecimiento de significado especial, sin precedentes, para hacer un pueblo saludable, santo y feliz.
Misión: La misión de la Iglesia es anunciar las buenas nuevas al mundo en el contexto del mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12, llevando a las personas a aceptar a Jesús como Salvador personal y se unan a su Iglesia en la preparación para su breve regreso. Este es un mensaje universal, para todos, en todas partes. A “cada nación, tribu, lengua y pueblo”; a cada ciudad, a cada villa; a cada país, comunidad, colonia y “criatura”. O sea, a cada persona (Marcos 16:15).
Regla de fe: La Iglesia Adventista del Séptimo Día entiende que su surgimiento “en el tiempo del fin” fue específicamente definido por la profecía bíblica. La Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene como regla de fe, la Biblia, la Palabra de Dios preservada a lo largo de los siglos para orientación de la humanidad en el camino de vuelta al Hogar, para alcanzar la vida eterna. Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Historia: La Iglesia tuvo su inicio modesto compuesto por hombres y mujeres de varias denominaciones, temerosos a Dios y que por el estudio de la Biblia alcanzaron la comprensión de que Jesús cumpliría en breve Su promesa de regresar al mundo. Fue un comienzo tumultuoso com varias personas expulsadas de sus iglesias porque habían abrazado un mensaje más amplio a través del estudio de la Biblia. Este pequeño grupo fue creciendo, aumentando en número y en el conocimiento de la Palabra de Dios. Fue así que, en 1863, este grupo se organizó en una estructura denominacional con el nombre de Iglesia Adventista del Séptimo Día. Adventista porque cree en la promesa de Jesús “Vendré otra vez”. Del Séptimo Día porque cree en la orden de Dios que el día de descanso santificado por Él es el Sábado, el séptimo día de la semana. Éxodo 20:8-11: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”. Jesús confirmó que la ley permanece en vigor a través de los ejemplos dejados por Su vida: Este es el nombre y el por qué del mismo.
La Iglesia hoy: Hoy la Iglesia Adventista del Séptimo Día es un cuerpo organizacional establecido prácticamente en todo el mundo con alrededor de 12 millones de miembros. Los niveles administrativos de la Organización son 3: Iglesias y Congregaciones – forman una Asociación o Misión. Asociaciones y Misiones – forman una Unión. Uniones – forman la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

CREENCIAS FUNDAMENTALES DE LOS ADVENTISTAS

Los Adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como su único credo y mantienen creencias fundamentales como enseñan las Sagradas Escrituras. Estas creencias constituyen la percepción y expresión que la Iglesia sostiene con respecto a las enseñanzas bíblicas.
1. Las Sagradas Escrituras: Las Sagradas Escrituras, el Antiguo y el Nuevo Testamento, son la Palabra de Dios escrita, dada por inspiración divina por intermedio de santos hombres de Dios que hablaron y escribieron al ser movidos por el Espíritu Santo. (II Pedro 1:20 y 21; II Tim. 3:16 y 17; Sal. 119:105; Prov. 30:5 y 6; Isa. 8:20; Juan 10:35; 17:17; I Tes. 2:13; Heb. 4:12).
2. La Trinidad hay un sólo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, una unidad de tres personas coeternas. Dios es inmortal, omnipotente, omnisciente, encima de todo, y siempre presente. (Deut. 6:4; 29:29; Mat. 28:19; II Cor. 13:13; Efes. 4:4-6; I Pedro 1:2; I Tim. 1:17; Apoc. 14:6 y 7).
3. Dios Padre Eterno: es el Creador, el originador, el mantenedor y el soberano de toda la creación. Él es justo y santo, compasivo y clemente, tardo en airarse, y grande en constante amor y fidelidad. (Gén. 1:1; Apoc. 4:11; I Cor. 15:28; Juan 3:16; I Juan 4:8; I Tim. 1:17: Éxo. 34:6 y 7; Juan 14:9).
4. Dios Hijo Eterno: se encarnó en Jesucristo. Por medio de Él se crearon todas las cosas, se reveló el carácter de Dios, se efectuó la salvación de la humanidad y se juzga el mundo. Jesús sufrió y murió en la cruz por nuestros pecados y en nuestro lugar, fue resucitado entre los muertos y ascendió para administrar en el santuario celestial a nuestro favor. Vendrá otra vez para la liberación final de Su pueblo y la restauración de todas las cosas. (Juan 1:1-3 y14; 5:22; Col. 1:15-19; Juan 10:30; 14:9; Rom. 5:18; 6:23; II Cor. 5:17-21; Lucas 1:35; Filip. 2:5-11; I Cor. 15:3 y 4; Heb. 2:9-18; 4:15; 7:25; 8:1 y 2; 9:28; Juan 14:1-3; I Ped. 2:21; Apoc. 22:20). Ver video (Realvideo 3 minutos).
5. Dios Espíritu Santo: Desempeñó una parte activa con el Padre y el Hijo en la creación, encarnación y redención. Inspiró a los escritores de las Escrituras. Llenó de poder la vida de Cristo. Atrae y convence a los seres humanos; y los que se muestran sensibles, son renovados y transformados por Él, a imagen de Dios. concede dones espirituales a la Iglesia. (Gén. 1:1 y 2; Lucas 1:35; II Pedro 1:21; Lucas 4:18; Hechos 10:38; II Cor. 3:18; Efes. 4:11 y 12; Atos 1:8; Juan 14:16-18 y 26; 15:26 y 27; 16:7-13; Rom. 1:1-4).
6. Dios es el Creador: Dios es el Creador de todas las cosas y reveló en las Escrituras el relato auténtico de su actividad creadora. En seis días hizo el Señor los Cielos y la Tierra y todo lo que tiene vida sobre la Tierra, y descansó el séptimo día de esa primera semana. (Gén. 1;2; Éxo. 20:8-11; Sal. 19:1-6; 33:6 y 9; 104; Heb. 11:3; Juan 1:1-3; Col. 1:16 y 17).
7. La Naturaleza del Hombre: El hombre y la mujer fueron formados a imagen de Dios con individualidad y con el poder y la libertad de pensar y actuar. Como han sido creados como seres libres, cada uno es una unidad indivisible de cuerpo, mente y alma, y dependiente de Dios en cuanto a la vida, respiración y todo lo demás. Cuando nuestros primeros padres desobedecieron a Dios, negaron su dependencia de Él y cayeron de sua elevada posición abajo de Dios. La imagen de Dios en ellos, fue desfigurada, se volvieron mortales. Sus descendientes comparten esa naturaleza caída y de sus consecuencias. (Gén. 1:26-28; 2:7; Sal. 8:4-8; Hechos 17:24-28; Gén. 3; Sal. 51:5; Rom. 5:12-17; II Cor. 5:19 y 20).
8. El Gran Conflicto: Toda la humanidad está involucrada en un gran conflicto entre Cristo y Satanás, en cuanto al carácter de Dios, Su Ley y Su soberanía sobre el Universo. Ese conflicto se originó en el Cielo, cuando un ser creado, dotado de libertad de elección, por exaltación propia, se convirtió en Satanás, el adversario de Dios, y condujo la rebelión de una parte de los ángeles. Él introdujo el espíritu de rebelión en este mundo. Observado por toda la Creación, este mundo se convirtió en el palco del conflicto universal, dentro del cual será finalmente reivindicado el Dios de amor. (Apoc. 12:4-9; Isa. 14:12-14; Ezeq. 28:12-18; Gén. 3; Gén. 6-8; II Pedro 3:6; Rom. 1:19-32; 5:19-21; 8:19-22; Heb. 1:4-14; I Cor. 4:9).
9. Vida, Muerte y Ressurrección de Cristo: En la vida de Cristo, de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, y en Su sufrimiento, muerte y resurrección, Dios proveyó el único medio de expiación del pecado humano, de modo que los que aceptan esa expiación por fe, puedan tener vida eterna, y toda la Creación comprenda mejor el infinito y santo amor del Creador. (Juan 3:16; Isa. 53; II Cor. 5:14, 15 y 19-21; Rom. 1:4; 3:25; 4:25; 8:3 y 4; Filip. 2:6-11; I Juan 2:2; 4:10; Col. 2:15).
10. La Experiencia de la Salvación en infinito amor y misericordia: Dios permitió que Cristo se convirtiese en pecado por nosotros, para que en Él fuésemos hechos justicia de Dios. Guiados por el Espíritu Santo reconocemos nuestra pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras transgresiones y tenemos fe en Jesús como Señor y Cristo, como Sustituto y Ejemplo. Esta fe que acepta la salvación, viene del poder de la Palabra y es el don de la gracia de Dios. Por medio de Cristo somos justificados y libertados del dominio del pecado. Por medio del Espíritu, nacemos de nuevo y somos justificados. Permaneciendo en Él, participamos de la naturaleza divina y tenemos la seguridad de la salvación, ahora y en el Juizo. (Sal. 27:1; Isa. 12:2; Jonas 2:9; Juan 3:16; II Cor. 5:17-21; Gál. 1:4; 2:19 y 20; 3:13; 4:4-7; Rom. 3:24-26; 4:25; 5:6-10; 8:1-4, 14, 15, 26 y 27; 10:7; I Cor. 2:5; 15:3 y 4; I Juan 1:9; 2:1 y 2; Efes. 2:5-10; 3:16-19; Gál. 3:26; Juan 3:3-8; Mat. 18:3; I Pedro 1:23; 2:21; Heb. 8:7-12).
11. Crecimiento en Cristo (nueva doctrina) Por su muerte sobre la cruz Jesús triunfó sobre las fuerzas de mal. Aquel que subyugó los espíritus demoníacos durante Su ministerio terrenal derrotó su poder e hizo cierto su destino final. La victoria de Jesús nos da la victoria sobre las fuerzas malignas que todavía procuran controlarnos, para ahora caminar con Él en la paz, la alegría, y la seguridad de Su amor. Ahora el Espíritu Santo mora dentro de nosotros y nos fortalece. Continuamente comprometidos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, somos puestos en libertad de la carga de nuestros hechos pasados. Nos alejamos del vivir en la oscuridad, el miedo de los poderes malvados, la ignorancia, y el absurdo de nuestro antiguo modo de vivir. En esta nueva libertad en Jesús, somos llamados para convertirnos a la semejanza de Su carácter, comunicándonos con Él diariamente en oración, alimentándonos de Su Palabra, meditando en ella y en Su providencia, cantándole alabanzas, reuniéndonos para la adoración, y participando en la misión de la Iglesia. Así como nos damos a nosotros mismos en el servicio amante a aquellos alrededor nuestro y en la testificación de Su salvación, Su presencia constante con nosotros a través del Espíritu transforman cada momento y cada tarea en una experiencia espiritual. Apoyo se encuentra en estos pasajes Bíblicos: Salmos 1:1,2; Salmos 23:4; Salmos 77:11,12; Colosenses 1:13,14 Colosenses 2:6; Colosenses 2:14,15; Lucas 10:17-20; Efesios 5:19-20; Efesios 6:12-18; 1Tesalonicenses 5:16-18; 1Tesalonicenses 5:23; 2Pedro 2:9; 2Pedro 3:18; 2Corintios 3:17-18; Filipenses. 3:7-14; Mateo 20:25-28; Juan 20:21; Gálatas 5:22-25; Romanos 8:38-39; 1Juan 4:4; Hebreos 10:25
12. La Iglesia: es la comunidad de creyentes que confiesan a Jesucristo como Señor y Salvador. Nos unimos para adorar, para comunión, para instrucción en la Palabra, para celebrar la Cena del Señor, para el servicio a toda la humanidad y para la proclamación mundial del Evangelio. La Iglesia es la Familia de Dios. La Iglesia es el cuerpo de Cristo. (Gén. 12:3; Hechos 7:38; Mat. 21:43; 16:13-20; Juan 20:21 y 22; Hechos 1:8; Rom. 8:15-17; I Cor. 12:13-27; Efes. 1:15 y 23; 2:12; 3:8-11 y 15; 4:11-15).
13. El Remaneciente y su Misión: La Iglesia universal se compone de todos los que verdaderamente creen en Cristo; pero, en los últimos días, un remaneciente ha sido llamado, a fin de guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Este remaneciente anuncia la llegada de la hora del Juicio, proclama la salvación por medio de Cristo y predice la aproximación de Su segundo advenimiento. (Mar. 16:15; Mat. 28:18-20; 24:14; II Cor. 5:10; Apoc. 12:17; 14:6-12; 18:1-4; Efes. 5:22-27; Apoc. 21:1-14).
14. Unidad en el Cuerpo de Cristo: La Iglesia es un cuerpo con muchos miembros, llamados de toda nación, tribu, lengua y pueblo. Todos somos iguales en Cristo. Mediante la revelación de Jesucristo en las escrituras, compartimos la misma fe y esperanza y extendemos un solo testimonio para todos. Esta unidad encuentra su fuente en la unidad del Dios triuno, que nos adoptó como sus hijos. (Sal. 133:1; I Cor. 12:12-14; Hechos 17:26 y 27; II Cor. 5:16 y 17; Gál. 3:27-29; Col. 3:10-15; Efes. 4:1-6; Juan 17:20-23; Santiago 2:2-9; I Juan 5:1).
15. El Bautismo: Por el bautismo confesamos nuestra fe en la muerte y en la resurrección de Jesucristo y testimoniamos nuestra muerte al pecado y nuestro propósito de andar en novedad de vida, siendo aceptados como miembros por su Iglesia. Y por inmersión en el agua se sigue la instrucción en las Escrituras Sagradas y la aceptación de sus enseñanzas. (Mat. 3:13-16; 28:19 y 20; Hechos 2:38; 16:30-33; 22:16; Rom. 6:1-6; Gál. 3:27; I Cor. 12:13; Col. 2:12 y 13; I Pedro 3:21).
16. La Cena del Señor: La Cena del Señor es una participación en los emblemas del cuerpo y de la sangre de Jesús, como expresión de fe en Él, nuestro Señor y Salvador. La preparación incluye el examen de conciencia, el arrepentimiento y la confesión. El Maestro instituyó la ceremonia del lavamiento de pies para representar renovada purificación, para expresar la disposición de servir uno al otro en humildad semejante a la de Cristo, y para unir nuestros corazones en amor. (Mat. 26:17-30; I Cor. 11:23-30; 10:16 y 17; Juan 6:48-63; Apoc. 3:20; Juan 13:1-17).
17. Dones y Ministerios Espirituales: Dios concede a todos los miembros de Su Iglesia, en todas las épocas, dones espirituales. Siendo otorgados por la actuación del Espíritu Santo, el cual distribuye a cada miembro como le place, los dones proveen todas las aptitudes y ministerios que la Iglesia necesita para cumplir sus funciones divinamente ordenadas. Algunos miembros son llamados por Dios y dotados por el Espíritu para funciones reconocidas por la Iglesia en ministerios pastorales, evangélicos, apostólicos y de enseñanza. (Rom. 12:4-8; I Cor. 12:9-11, 27 y 28; Efes. 4:8 y 11-16; II Cor. 5:14-21; Hechos 6:1-7; I Tim. 2:1-3; I Pedro 4:10 y 11; Col. 2:19; Mat. 25:31-36).
18. El Don de Profecía: Uno de los dones del Espíritu Santo es la profecía. Este don es una característica de la Iglesia remaneciente y fue manifestado en el ministerio de Ellen G. White. Como la mensajera del Señor, sus escritos son una continua y autorizada fuente de verdad y proporcionan consuelo, orientación, instrucción y corrección a la Iglesia. (Joel 2:28 y 29; Hechos 2:14-21; Heb. 1:1-3; Apoc. 12-17; 19:10).
19. La Ley de Dios: Los grandes principios de la Ley de Dios son incorporados en los Diez Mandamientos y ejemplificados en la vida de Cristo. Expresan el amor, la voluntad y los propósitos de Dios acerca de la conducta y de las relaciones humanas, y son obligatorios a todas las personas, en todas las épocas. Esos preceptos constituyen la base del concierto de Dios con Su pueblo y la norma del juicio de Dios. (Éxo. 20:1-17; Mat. 5:17; Deut. 28:1-14; Sal. 19:7-13; Juan 14:15; Rom. 8:1-4; I Juan 5:3; Mat. 22:36-40; Efes. 2:8).
20. El Sábado: El bondadoso Creador, después de los seis dias de la Creación, descansó el séptimo día e instituyó el Sábado para todas las personas, como recordativo de la Creación. El cuarto mandamiento de la inmutable Ley de Dios requiere la observancia de este sábado del séptimo día como día de descanso, adoración y ministerio, en armonía con la enseñanza y práctica de Jesús, el Señor del Sábado. (Gén. 2:1-3; Éxo. 20:8-11; 31:12-17; Lucas 4:16; Heb. 4:1-11; Deut. 5:12-15; Isa. 56:5 y 6; 58:13 y 14; Lev. 23:32; Mar. 2:27 y 28).
21. Mayordomía: Somos mayordomos de Dios, responsables por el uso apropiado del tiempo y de las oportunidades, capacidades y posesiones, y de las bendiciones de la Tierra y sus recursos que Él colocó bajo nuestro cuidado. Reconocemos el derecho de propiedad de parte de Dios, por medio del fiel servicio a Él y a nuestros semejantes, y devolviendo los diezmos y dando ofrendas para la proclamación de Su Evangelio y para la manutención y el crecimiento de Su iglesia. (Gén. 1:26-28; 2:15; Hageo 1:3-11; Mal. 3:8-12; Mat. 23:23; I Cor. 9:9-14).
22. Conducta Cristiana: Somos llamados para ser un pueblo piadoso, que piensa, siente y actúa de acuerdo con los principios del Cielo. Para que el Espíritu recree en nosotros el carácter de nuestro Señor, solo nos involucramos con aquellas cosas que producirán en nuestra vida, pureza, salud y alegría semejantes a las de Cristo. (I Juan 2:6; Efes. 5:1-13; Rom. 12:1 y 2; I Cor. 6:19 y 20; 10:31; I Tim. 2:9 y 10; Lev. 11:1-47; II Cor. 7:1; I Pedro 3:1-4; II Cor. 10:5; Filip. 4:8).
23. Matrimonio y Familia: El casamiento fue divinamente establecido en el Edén y confirmado por Jesús como unión vitalicia entre un hombre y una mujer, en amoroso compañerismo. Para el cristiano, el compromiso matrimonial es con Dios, y con el cónyuge, y solamente debe ser asumido entre parejas que comparten la misma fe. Referente al divorcio, Jesús enseñó que la persona que se divorcia del cónyuge, a no ser por causa de fornicación, y se casa con otro, comete adulterio. Dios bendice a la familia y quiere que sus miembros se ayuden uno al otro a alcanzar completa madurez. Los padres deben educar sus hijos a amar al Señor y a obedecerle. (Gén. 2:18-25; Deut. 6:5-9; Juan 2:1-11; Efes. 5:21-33; Mat. 5:31 y 32; 19:3-9; Prov. 22:6; Efes. 6:1-4; Mal. 4:5 y 6; Mar. 10:11 y 12; Lucas 16:18; I Cor. 7:10 y 11).
24. El Ministerio de Cristo en el Santuario Celestial: Hay un santuario en el Cielo. En él, Cristo intercede en nuestro favor, haciendo accesibles a los creyentes los beneficios de Su sacrifício expiatorio ofrecido una vez por todas, en la cruz. Él es nuestro gran Sumo Sacerdote y comenzó Su ministerio intercesor en ocasión de Su ascensión. En 1844, a final del período profético de los 2.300 días, inició la segunda y última etapa de Su ministerio expiatorio. El jucio investigador revela a los seres celestiales quien entre los muertos será digno de formar parte en la primera resurrección. También se hace manifesto quien, entre los vivos, está preparado para la traslación a Su reino eterno. La terminación del ministerio de Cristo señalará el fin del tiempo de gracia para los seres humanos, antes del Segundo advenimiento. (Heb. 1:3; 8:1-5; 9:11-28; Dan. 7:9-27; 8:13 y 14; 9:24-27; Núm. 14:34; Ezeq. 4:6; Mal. 3:1; Lev. 16; Apoc. 14:12; 20:12; 22:12).
25. La Segunda Venida de Cristo: La segunda venida de Cristo es la bendita esperanza de la Iglesia. La venida del Salvador será literal, personal, visible y universal. (Tito 2:13; Juan 14:1-3; Hechos 1:9-11; I Tes. 4:16 y 17; I Cor. 15:51-54; II Tes. 2:8; Mat. 24; Mar. 13; Lucas 21; II Tim. 3:1-5; Joel 3:9-16; Heb. 9:28).
26. Muerte y Resurrección: El salario del pecado es la muerte. Pero Dios, el único que es imortal, concederá vida eterna a sus redimidos. Hasta aquel día, la muerte es un estado inconsciente para todas las personas. (I Tim. 6:15 y 16; Rom. 6:23; I Cor. 15:51-54; Ecles. 9:5 y 6; Sal. 146:4; I Tes. 4:13-17; Rom. 8:35-39; Juan 5:28 y 29; Apoc. 20:1-10; Juan 5:24).
27. El Milenio y el Fin del Pecado: El milenio es el reinado de mil años de Cristo con sus santos, en el Cielo, entre la primera y la segunda resurrección. Durante este tiempo serán juzgados los impíos muertos. Al fin de ese período, Cristo con sus Santos y la Ciudad Santa descenderán del Cielo a la Tierra. Los impíos muertos serán entonces resucitados y, con Satanás y sus ángeles, cercarán la ciudad; pero el fuego de Dios los consumirá y purificará la Tierra. El Universo quedará eternamente libre del pecado y de los pecadores. (Apoc. 20; Zac. 14:1-4; Mal. 4:1; Jer. 4:23-26; I Cor. 6; II Pedro 2:4; Ezeq. 28:18; II Tes. 1:7-9; Apoc. 19:17, 18 y 21).
28. La Nueva Tierra: En la Nueva Tierra, en que habita la justicia, Dios proveerá un hogar eterno para los remidos y un ambiente perfecto para vida, amor, alegría y aprendizaje eternos, en Su presencia. (II Pedro 3:13; Gén. 17:1-8; Isa. 35; 65:17-25; Mat. 5:5; Apoc. 21:1-7; 22:1-5; 11:15).

TOMADO DE:

HEREDEROS DEL CHASCO DE 1844

Guillermo Miller
Al abrir nuevos grupos e iglesias en diferentes lugares, he estado en tiempos recientes, teniendo que contactar diferentes iglesias y pastores de otras denominaciones. Algunas congregaciones me llamaron la atención, como por ejemplo, las Unitarias Universalistas, originalmente dos iglesias diferentes que se unieron a mediados del S. XX para buscar paliar la crisis por la que estaban pasando. Su origen unitario lo hacen partir de Arrio quien negó la divinidad de Jesús, y de Miguel Servet, el primer mártir unitario según ellos, que murió quemado en la hoguera bajo la Reforma en Ginebra. Su origen universalista los liga a la convicción de que, si Dios es amor, entonces no puede estar castigando cruel y eternamente a la gente en el infierno. Por consiguiente, en el fin de los tiempos, la salvación será universal sin ninguno que se pierda. En la actualidad aceptan en su congregación no sólo cristianos sino también no cristianos, ya que esa es la única manera de justificar el término universalista. Son grandes defensores de los derechos del hombre y de la libertad de conciencia, ya que aceptan en su congregación a lesbianas, homosexuales y gente con todo tipo de conducta sexual extravagante.
A pesar de que lo que primero que quisieron saber de los adventistas para compartir su iglesia era nuestra posición con respecto a la libertad religiosa, no se pudo concretar nada con ellos. [De paso, se opusieron fenomenalmente a la elección de Alito, el abogado católico, como jefe supremo de justicia como el mayor peligro de la libertad religiosa para este país]. El edificio que tenían no era suficientemente amplio como para albergar dos iglesias.