miércoles, 27 de agosto de 2014

LA COMPRENSIÓN BÍBLICA DEL JUICIO

Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia”. Isaías 26:9
¿Un juicio o muchos? Examinemos el asunto a la luz de la Biblia.
Desde el momento en que el pecado entró en el universo perfecto de Dios, la armonía reinante se quebró. A fin de restablecerla, se inició el plan divino de rescate -que incluye un continuo proceso judicial-, a fin de establecer tres cosas:
  • Si Dios era justo. El primer cuestionado en el Juicio es el Señor mismo en su trato con los transgresores.
  • Si el pecador podía ser perdonado. El siguiente acusado es el pecador individual en relación con los requerimientos de la ley divina.
  • Si es posible vivir sin pecar. Este asunto, estrictamente relacionado con los dos anteriores, es crucial para la seguridad cósmica en la eternidad futura.

lunes, 25 de agosto de 2014

MALAS IMITACIONES

“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”. 2ª Corintios 11:13-15
Una de las más llamativas señales de los tiempos es el avance del espiritismo. No solamente del movimiento que se reconoce bajo ese nombre; sino que aparece en una variedad de formas y adaptado a todos los gustos, infiltrándose incluso dentro de las iglesias cristianas.
Aunque el hombre moderno dice descreer de lo espiritual o sobrenatural, se ata con facilidad a una variedad de prácticas y creencias que tienen su origen en la mentira original: “no moriréis” (Génesis 3:4).
Al igual que la Serpiente Antigua, los modernos impulsores de la causa satánica presentan sus oficios como una forma extraordinaria de “conocimiento espiritual”; en nada diferente de la falsa promesa dada a Adán y Eva de que serían abiertos sus ojos con nuevas y extraordinarias revelaciones, a fin de alcanzar un mayor nivel de conciencia y ser como dioses (vers. 5).

CRISTO NUESTRO INTERCESOR (1ª Parte)

“Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”. Hebreos 9:11,12
El gran tema de la intercesión de Jesús en el santuario del cielo es la clave para comprender por qué no ha regresado todavía. Sin embargo, esta gran verdad, presentada con toda claridad en las Escrituras es ignorada, negada o ridiculizada.
Los que se oponen a esta idea, afirman que no existe ningún templo en el cielo; o que si lo hay, el Señor entró directamente al lugar Santísimo, por lo que no hay dos ministerios diferentes en dos diferentes lugares del santuario celestial.
Sin embargo, la Biblia afirma categóricamente que Cristo es Sumo Sacerdote en el Santuario del cielo: “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre”. Hebreos 8:1,2
Desde el comienzo del libro de Hebreos, su autor se esfuerza en demostrar la superioridad del nuevo pacto por sobre el antiguo. Demuestra que Jesús es superior a los ángeles, siendo su Creador. Es superior a Moisés, porque es el dador de la Ley. Su sacerdocio es superior al de Aarón, teniendo mayor alcance. Su sangre es superior a la sangre de los animales. El santuario celestial es superior al santuario terrenal. La culminación de sus argumentos es que Jesús ministra en el cielo en nuestro favor.

CRISTO NUESTRO INTERCESOR (2ª Parte)

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. 2 Corintios 5:10
Dice un conocido refrán: “más vale que sobre y no que falte”.  Que el Espíritu interceda en este mundo por nosotros y que al mismo tiempo, Jesús sea nuestro intercesor en los cielos resulta una gran ventaja:
  • “El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad... el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. Romanos 8:26,27
  • “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. Romanos 8:34

CRISTO NUESTRO INTERCESOR (3ª Parte)

“Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos”. Hebreos 7:24-26
De niños, mi hermano y yo teníamos pasión por los modelos a escala. Podían conseguirse en aquella época aviones de plástico para armar, muy similares a los verdaderos. Dedicábamos mucho tiempo y paciencia para armarlos y luego nos deleitábamos en jugar con ellos. Aprendí de esta forma cómo eran los aviones de la Segunda Guerra Mundial; a reconocer las formas, escudos y marcas de cada uno.
De idéntica manera, Dios mismo diseñó -con propósitos didácticos- un santuario, que era un modelo a escala del verdadero Templo del cielo.

COMO RESOLVÍA JESÚS SUS CONFLICTOS (Primera parte)

“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia”. Isaías 42:1-3
¿Alguien en tu iglesia intentó matarte alguna vez? Espero que no.
Pero vivimos en un mundo conflictivo. En algún momento, y por causa de nuestra fe, nos tocará ser perseguidos, enfrentar oposición, recibir críticas y soportar cuestionamientos de personas con muy malas intenciones.
¿Cómo tratar con ellas?

COMO RESOLVÍA JESÚS SUS CONFLICTOS (Segunda parte)

“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. 1ª Pedro 2:21-23
Recuerdo que algunos años atrás me tocó dirigir un programa juvenil en la iglesia y las personas que tenían parte en él no cumplieron. Cuando le pedí a alguien ayuda, me contestó ofendido:
-Yo no soy un “tapa agujeros”.
Todo lo que pude hacer fue decirle que yo sí, que estaba dispuesto a hacer lo que fuera por la iglesia. Vale mencionar a su favor, que de todas maneras hizo lo que le pedí.
Hay tres cosas que Jesús nunca hizo: nunca discutió, nunca argumentó y nunca hizo “valer sus derechos”.
Si bien el tenía toda autoridad en el cielo y en la tierra, jamás permitió que su poder fuera impuesto a los demás. Su fortaleza está revestida de humildad y mansedumbre.
Forma parte indispensable del plan de Dios que sus mandatos sean obedecidos voluntaria y libremente.

COMO RESOLVÍA JESÚS SUS CONFLICTOS (Tercera parte)

“Y enseñaba cada día en el templo; pero los principales sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo procuraban matarle. Y no hallaban nada que pudieran hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole”. Lucas 19:47,48
Mi yerno comenzó a estudiar la Biblia con unas personas que no creen en la divinidad de Cristo ni en la personalidad del Espíritu Santo.Cada vez que les presentaba un pasaje de las Escrituras, uno de estos hombres gritaba:
-¡Te refuto, te refuto...!
Demás está decir que no llegaron a ningún lado y que el estudio acabó.
Por su trato y costumbres libres de prejuicio, por lo singular de su mensaje y por sus innegables milagros, el Señor recibía incesantes críticas de sus opositores. Fue despreciado y condenado por los líderes de Israel, pero el común del pueblo le escuchaba de buena gana.
¿Por qué le escuchaban con tanto gusto? ¿Tal vez porque sus mensajes estaban destinados a cautivar los sentidos o a agradar a la audiencia?

viernes, 8 de agosto de 2014

APOCALÍPSIS: TERREMOTOS,MAREMOTOS, GUERRAS, CRISIS... ¿SERÁ QUE SE ACERCA EL FIN?

por Fernando Canale


“Todo —los pueblos y ciudades aplastadas por un torrente de barro y muerte— es abrumador y casi incomprensible”.1 Con estas palabras Paul Theroux expresaba la impresión de millones frente a la devastación del épico maremoto que recientemente arrasó a Japón. Pero eso no era todo lo que sucedía en el mundo. En un artículo titulado, “Aumenta el caos total: Catástrofes nucleares, revoluciones, y tensiones económicas”, la periodista Tina Brown reflexionaba: “¿Se ha enloquecido el mundo?”2

Sintetizando los desastres que se sucedieron rápidamente durante los primeros meses de este año, la portada de la revista Newsweek anunciaba ominosamente: “Llegó el Apocalipsis: maremotos, terremotos, desastres nucleares, revoluciones, economías al borde de la ruina. ¿Qué nos depara el futuro?”3 A pesar de los extraordinarios avances de la ciencia y la tecnología, las perspectivas no parecen alentadoras para la humanidad.

La pregunta ¿qué nos depara el futuro? nos confronta con nuestro destino personal y colectivo. Muchos suponen que pensar en el futuro no es posible ni importante porque, de acuerdo con el dicho, “lo que será, será”; el futuro está fuera de nuestras manos. Sin embargo, vivir implica anticipar el futuro. Consecuentemente, todos tenemos algunas ideas acerca de lo que ocurrirá. Aunque a simple vista nuestras expectativas parezcan meras opiniones personales para compartir entre amigos, ellas determinan en gran manera lo que hacemos y llegaremos a ser. Por lo tanto conviene que pensemos en lo que puede depararnos el futuro.