sábado, 15 de noviembre de 2014

¿ES EL BAUTISMO NECESARIO PARA LA SALVACIÓN?

por Keith Trumbo
Jesús manifestó su amor por todas las personas: permitió que una mujer que estuvo endemoniada le ungiera los pies con perfume; comió con los publicanos, cuya reputación de ladrones era proverbial; y sanó a personas que ni siquiera se lo habían pedido. El mismo Jesús que hizo estas cosas y dijo a las personas: “Tus pecados te son perdonados” (S. Lucas 7:48), ¿se negará a admitir a alguien en su reino celestial porque decidió no ser sumergido en agua en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo?
¿Alguna vez ha escuchado a un padre que le diga a su hijito: “Si lo haces una vez más, te voy a…”? Yo lo he escuchado, y yo mismo les he dicho esas palabras a mis hijos. Cuando el niño reincide, el padre repite: “Si lo haces una vez más, te voy a…”. No se necesita mucho tiempo para que un niño sepa que las palabras de su padre son huecas, y que no lo llamará a cuentas. Lo mismo ocurre en nuestra relación con Jesús, pero él sí enseñó que nos hará responsables por nuestras decisiones. Prometió que cuando regrese, va a separar a las personas en dos grupos: el de las ovejas y el de los cabritos. Las ovejas reciben la vida eterna y los cabritos no (ver S. Mateo 25:32, 33, 41). Jesús también dijo: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (S. Mateo 7:21). Jesús enseñó y vivió conforme a un mensaje de amor que incluye la rendición de cuentas.
¿Cómo describió Jesús nuestra responsabilidad ante él? Él expresó: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras” (S. Juan 14:23, 24). Jesús hará responsables a las personas que no guarden la Palabra del Señor. ¿Y qué dijo él acerca del bautismo? “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (S. Marcos 16:16).

Mateo 13: JESÚS, EL GRAN MAESTRO

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví


Al salir de la casa de Pedro, Jesús inicia sus actividades con la multitud y comienza a enseñarles en parábolas. Como maestro era lo máximo que ha conocido la humanidad. Su metodología de enseñanza es sin duda una muestra de su gran capacidad didáctica. Enseñaba las verdades espirituales más profundas por medio de cosas simples, con las cuales la gente se relacionaba en su diario vivir. Asuntos teológicos y celestiales que resultaba desconocido para la mayoría de personas lo hacía comprensible utilizando cosas conocidas por todos. 

El campo: el ambiente de su enseñanza (Mt. 13:1, 2).
Como en otras oportunidades, eligió la belleza del lago para enseñar. Por eso, a veces se designa a este discurso como el sermón del lago. Se sentó a la orila, y esperó que la gente se reuniera.  La luz del sol acompañando el movimiento de las aguas transparentes, que se tornaban azules, de un azul paciente y compañero. El zafiro del lago se engastaba en el verde esmeralda de ka grama y las plantas que crecían al rededor del lago. Como la gente era mucha, Jesús tuvo que subirse a un barco y de allí enseñaban. No hizo propaganda alguna. No pagó a medio de cumunicación alguno. Y es que no lo necesitaba. No tenía necesidad de anunciar el día, la hora, el temario para mostrarse importante. Solo necesitaba mostrarse por alguna calle o lugar y la gente le seguía. ¿Por qué? Porque sabía enseñar. 

domingo, 9 de noviembre de 2014

LA INTERPRETACIÓN PROFÉTICA


En los días de Jesús había mucha confusión con respecto al verdadero Mesías debido a las tantas teorías que el diablo había levantado sobre los pasajes bíblicos que lo anunciaban (Mat 16:13-17). Dos milenios más tarde, en las postrimerías del mundo, la confusión con respecto a la hora en que vivimos parece ser mayor debido a las tantas teorías que el diablo ha levantado con respecto a las profecías que predicen su venida. Siendo que tenemos el privilegio de vivir en una época científica en donde todos los datos necesarios se saben con respecto al origen de las diferentes ideas, convendrá repasar brevemente los principios de interpretación que se levantaron en determinados épocas de la historia cristiana. Lo haremos en forma cronológica para luego considerar el impacto que tienen hoy en el mundo.

Los problemas que encontramos en el Nuevo Testamento con respecto al verdadero Mesías o Cristo prometido, tuvieron que ver con la identificación del Mesías, no con el escepticismo moderno que niega que se haya tratado de profecías reales.
Para cumplir con el mandato evangélico de predicar el mensaje a todo el mundo, los primeros cristianos recurrieron a las profecías de Daniel para probar la autenticidad de la Palabra de Dios. Con el propósito de debilitar su mensaje, Celso, Porfirio y otros sabios paganos declararon que las profecías de Daniel fueron escritas por otro autor que, en el S. II antes de Cristo, usó su nombre para hacer creer que sus visiones eran una profecía. Las visiones del presunto Daniel, por consiguiente, eran una "vaticinia post-eventum", es decir, una fábula escrita después que los hechos se dieron. Los así llamados "padres" del segundo y tercer siglos fueron llamados "apologistas", porque tuvieron que defender la fe cristiana de todos esos ataques paganos.