Primero que nada estudiaremos a la luz de las escrituras este
espíritu maligno, que como iremos viendo es la única causa para que podamos
quedar zarandeados del pueblo de Dios.
Pocas imágenes han estimulado tanto la imaginación y han
causado tanta ansiedad como la misteriosa figura del anticristo. Mientras las
generaciones de cristianos han creído descubrir el anticristo en hombres como
Nerón, Constantino, Napoleón, Hitler o Stalin. Hoy, algunos aficionados apocalípticos
impetuosos sugieren que Saddam Husseim es el largamente anticipado anticristo.
Pero que nos revelan las escrituras al respecto. Juan, el amado señala cuatro
características con las que podremos reconocer su verdadera identidad:
Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis
que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto
conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de
Nosotros...¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el
Cristo... 1Juan 2:18-26.
"Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que
no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quién esto hace es el engañador
y el anticristo... Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de
Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí
tiene al Padre y al Hijo" 2Juan7-9.
Es de carácter religioso: El anticristo es espiritual.
Juan amonesta: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus
si son de Dios" 1Juan 4:1. No todo lo espiritual procede necesariamente de
Dios (Efe. 6:12). No es maravilla porque el mismo Satanás se disfraza como ángel
de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como
ministros de justicia (2 Cor. 11:13-15)Cuanto mayor sea la semejanza del
anticristo con Cristo, tanto más eficaz es el engaño. Por consiguiente,
anticristo se refiere a una figura que se coloca a sí misma en el lugar de
Cristo. Se sienta en el templo de Dios haciéndose pasar por Dios (2
Tesalonicenses 2:4). El anticristo es de un carácter Altamente religioso.
Es una realidad presente: El anticristo de Juan no es
solamente una identidad futura. Es una realidad presente: "...así ahora
han surgido muchos anticristos. El tiempo entre el primer y el segundo
aedvenimiento se llama los "postreros días" (Heb.1:2).La aparición
del anticristo pertenece al "último tiempo". Jesús predijo que vendrían
falsos cristos. Juan dice que ya están aquí, y por esto estamos en el último
tiempo. No basta ver el disfraz del anticristo en los tiempos de Juan, ni verlo
solo en la época de Lutero. El anticristo es una realidad presente.
Necesitamos ver como está trabajando hoy.
Es un peligro interno: Buscar al anticristo como un
enemigo externo a la iglesia es pasar por alto una parte esencial de la
advertencia Bíblico. El anticristo no es meramente un enemigo a la puerta, se
ha infiltrado dentro de la casa. Es un lobo disfrazado de pastor entre el rebaño.
Es alguien que se presenta como si fuera Cristo, y su mensaje es un evangelio
substituto "Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si
hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para
que se manifestase que no todos son de nosotros" 1Juan 2:19. "Porque
yo sé que después de mi partida entrarán lobos rapaces, que no perdonarán al
rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas
para arrastrar tras si a los discípulos" 2 Hechos 20: 29,30.
Su espíritu niega la doctrina de Cristo:
Aunque el anticristo se presenta en una variedad de formas,
cada una de sus manifestaciones se caracteriza por el mismo espíritu, el espíritu
de negar la doctrina de Cristo. ¿Pero cuál es la doctrina de Cristo? La
doctrina de Cristo no es otra que la que esta revelada en toda su palabra
"La Cruz de Cristo" lo resume Pablo.
Bien a fin de valorar tal sacrificio y así poder decir como
Pablo que no hacerlo es ser enemigo de ella Conozcamos pues ¿Porqué tuvo morir?
¿Cuál fue el objetivo de su venida? ¿Qué significado tiene que haya
resucitado? ¿Qué diferencia hay entre Jesús, Buda o Confusio? Bien primero
definamos bien el objetivo de Cristo al venir a esta tierra. Responder que para
ser nuestro modelo lo pondría al nivel de Buda o Confusio. La palabra de Dios
nos revela una un objetivo superior, trascendente e inigualable.
Allí en el Edén surge una desastrosa realidad Adán
representante de la humanidad adquiere una naturaleza de pecado. En tal condición
el hombre ya no merece ni puede tener más acceso a la presencia de Dios y a la
vida eterna. Puesto que la sola presencia de Dios acabaría con él. En tanto
era necesario erradicar el pecado por ser la causa de la separación definitiva.
Pero como hacerlo si el pecado mora en tu corazón. Erradicar el pecado
significaría erradicarte a ti. En tanto era necesario la muerte del pecador
para cumplir con toda justicia "... el alma que pecare, esa morirá"
Ezequiel 18:4. Mientras que para tener acceso nuevamente a la Vida Eterna es
necesario que seas santo "Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el
hombre recto mirará su rostro" Salmos 11:7. "Jehová ¿Quién habitará
en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en
integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón" Salmos 15:1 y
2.
Pero puede alguien acaso cumplir lo demandado. Nadie tiene
dos vidas, como para que con una cumpla la paga del pecado y con la otra sea
santo. Ante el primer punto es obvio su imposibilidad y en cuanto a ser santos
también. Puesto que nadie que tenga naturaleza pecaminosa es santo. Ya que
"Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden" Romanos 8:7. Además
de ello nuestras mejores actos de amor. Ante su santidad están manchados de
pecado "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras
justicias como trapo de inmundicia..."Isaías 64:6.
De esta manera no hay ventaja salvadora entre aparentemente
buenos y malos "¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En
ninguna manera, pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están
bajo pecado" Roma. 3:9. Su santidad no pasaría por alto el pecado. Mas
en su misericordia se conmovía pues perdería a sus hijos irremediablemente
para siempre. En tanto su amor lo llevo a hacerse criatura. A tomar la
naturaleza humana pero no contaminada de pecado "... el Santo Ser que
nacerá, será llamado hijo de Dios" S. Lucas 1:35. Es decir cual
segundo Adán para que como representante y sustituto tuyo logrará los dos
requerimientos que tú no puedes cumplir. Fue santo y vivió una vida santa
ganando así la vida eterna para ti." Porque así como por la
desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores, así
por la obediencia de uno (Cristo), los muchos serán constituidos justos. Para
que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la
justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro" Rom. 5:19 y
21.
Por otro lado murió la muerte eterna que tú mereces "Porque
el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos,
luego todos murieron" 2Corintios 5.14. Mas resucitó lo que significa
que el Padre acepto sus obras como sustitutivas de las tuyas. Es decir considero
como si tú hubieras hecho todo ello, en tanto ante su vista ya no eres más
pecador, sino santo no merecedor de la muerte más digno de la vida eterna.. En
la resurrección de Cristo vemos la certeza de que también nos resucitará para
vida eterna. No por lo aparentemente buenos que podamos ser sino tan sólo
gracias a los méritos de otro: Cristo "Siendo justificados (considerados
como justos) por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús"Rom.3:
24 por ello "Y juntamente con él nos resucitó, y así mismo nos
hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús" "Así que ya
no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros
de la familia de Dios" Efesios 2:6 y 19.
¡No es maravilloso! Donde queda la jactancia de los que por
su vida consagrada creen merecer algo. Sólo por la justicia de su Hijo por su
obra sustitutiva, venimos a ser justos y dignos de consideración. Ahora quiere
esto decir que no importa como me conduzca. Será posible que tenga en poco y
menosprecie su santa Ley siendo que ni él la abolió ni por amor a nosotros
sino que la honro elaborando así nuestra salvación " Y por todos murió,
para que los que viven, ya no vivan más para sí, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos. De modo que si alguno esta en Cristo nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" 2 Cor. 5:15 y 17.
Al ver el acto redentor de la cruz vemos la repugnancia de
Dios hacia el pecado. Dios ama al pecador pero no al pecado. En tanto pues no
hagamos de la vida cristiana un sentimentalismo. Amar no significa pensar todo
el día en Cristo ni sentir emoción por él. El amor va mas allá. Se refleja
en dejar morir nuestro yo con todos sus deseos. Esto es duro pues no es nada
natural en el hombre hacerlo.
El propósito del evangelio no ha sido otra cosa que hacer
que el pecador en vista de tan inmensurable amor, proceda al arrepentimiento y
ande en novedad de vida por amor a aquel que ya obró su salvación. Sin embargo
ni esta novedad de vida de genuino amor en el salvador forma parte alguna de la
provisión que nos salva de la condena 1 Corintios 4:4 "Porque aunque de
nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado..."
Pablo andaba en novedad de vida por amor a su salvador sin
embargo no le otorgo mérito salvador a esta experiencia. Al contrario manifestó
que no por esto llegaba a ser considerado justo y por consiguiente merecer la
vida eterna. Él sabía que él único fundamento que otorgaba salvación era
aquella vida únicamente santa de Cristo su sustituto. Sabía que tan solo
mediante la fe reconocedora de que la obediencia de Cristo únicamente compran
la salvación, Dios considera justo al pecador y por consiguiente merece la vida
eterna.
"La justicia por la cual somos justificados es imputada,
la justicia por la cual somos santificados es impartida. La primera es nuestro
derecho al cielo; la segunda, nuestra idoneidad para el cielo" E. G. de
White Review and Herald, 04 de junio de 1895.
Queda claro que nuestra fe genuina que obra por amor (santificación)
no es derecho, entendámoslo bien. Nadie será salvo en sus pecados, cierto; la
fe sin obras es muerta, cierto; sin santidad nadie verá al Señor, cierto; la
fe salvadora es una fe que obra por amor, cierto; todo esto aporta y asegura
nuestra salvación, FALSO. La salvación fue comprada únicamente por la obra de
Cristo. No hay más aporte. Ahora muchos dirán y que del pasaje de
Santiago
2:24 "Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no
solamente por la fe".
Lo que sucede es que mientras Pablo contestaba la pregunta ¿Cómo
se justificará el hombre ante Dios? Santiago contestaba la pregunta ¿Cómo se
justificará el hombre ante los hombres? En Romanos 4:2 encontramos la
confirmación de lo expuesto: "Porque si Abraham fue justificado por las
obras, tiene de que gloriarse, pero no para con Dios". Abraham tiene
obras de las cuales puede gloriarse, con las cuales puede justificarse ante
todos, pero no para con Dios. Concluimos pues: "Siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús"
Romanos 3:24.
Ahora bien debemos tener cuidado de dar mérito a la fe. Es
decir creer que Dios me salva porque tengo fe. Eso contradiría el evangelio de
ser justificados por una gracia que se extiende sin causa de parte nuestra.
Negaría, además, la justificación sola por Cristo. La fe no hace. Meramente
toma. No hace que aparezca la gracia sino que meramente se torna consciente de
algo que ya esta en existencia. Es como abrir los ojos para ver el sol. El sol
ya estaba allí, y abrir los ojos no tiene nada que ver con hacer que brille. La
fe es aceptar nuestra aceptación en Jesucristo.
Recordemos también que la fe no es atributo nuestro sino
obra del Espíritu Santo. Veamos el orden de la redención para que la idea
quede más clara: 1) La bendición de la justificación. 2) La esperanza firme
de la glorificación basada en la justificación. 3) La apelación a la
santificación. "Mirad cual amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios, por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a
él. Amados, ahora somos hijos de Dios (1 Justificación) y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él porque le veremos tal como él es (2Glorificación). Y
todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica así mismo (3Santificación),
así como él es puro" 1Juan 3:1-3.
No somos exhortados a vivir una vida de santificación para
hallar en ella la esperanza de ser glorificados, sino que somos exhortados a
vivir una vida de santificación porque tenemos esa esperanza. Si corremos el
camino de la santificación para obtener la esperanza corremos en incertidumbre,
porque ¿Cómo podemos saber si somos suficientemente buenos o si corremos
bastante bien como para satisfacer a Dios? Pero si corremos el camino de la
santificación porque tenemos una esperanza firme, corremos con paciencia la
carrera que tenemos por delante.
Sin embargo si hay ausencia de santificación es evidente que
nunca hubo justificación, que nunca el pecador acepto que tan solo la
obediencia de Cristo le otorgaba salvación. Y ante esta negativa no puede haber
salvación. La santificación no es opcional pero tampoco es mérito salvador.
Si alguien no llega a ser salvo no es precisamente porque se considere o haya mérito
en la fe que obra por amor sino porque la ausencia de esta fe da a conocer que
la persona nunca acepto que ya tenia la salvación en virtud tan solo a la
obediencia de Cristo.
Es así como se entiende versículos como "El que no
nace de nuevo no entrara al reino" San Juan 3:5. El pecador no entrará
al reino porque no aceptó que tan solo los méritos de Cristo compraron su
salvación, cuyo reflejo es que no nació de nuevo. En otras palabras si alguien
se salva se debe a la iniciativa de Dios y si finalmente se pierde se deberá a
su propia iniciativa.
Recordemos la experiencia del ladrón que recibió la promesa
de la vida eterna allí en el Gólgota. El no tuvo tiempo de mostrar una fe que
obra por amor por ya tener la salvación comprada, no tuvo tiempo de preparar su
idoneidad mas siendo que la justicia imputada tan solo es el derecho. Cristo
pudo asegurarle que moraría con él. El sacrificio de Cristo es más que
simplemente provisional. Es efectivo en tanto compró nuestra vida actual y todo
cuanto poseemos; todavía más, compró la salvación eterna a favor nuestro.
La parálisis espiritual de la tibieza se origina en lo más
hondo de nosotros, en la consideración de Cristo como un Banco que no hace
nada, hasta que ingresamos un depósito. Lo convertimos en alguien impersonal,
distante. A nosotros nos toca dar el primer paso. Es decir, hacemos depender
nuestra salvación de nuestra propia iniciativa. Sin embargo, en realidad Cristo
hizo ya el depósito de vida eterna con todas sus bendiciones, ingresándolos
inmerecidamente en nuestra cuenta bancaria.
Un amor tal nos constriñe a vivir para él, convirtiendo en
realmente fácil ser salvo, y difícil perderse. Un amor tal hace obediente al
creyente, nace una superior motivación: el vivo deseo de honrar y vindicar a
Cristo, como ilustra el sentimiento de una novia hacia su prometido.
Independiente de nuestros propios deseos egoístas de recompensa o temor al
infierno. Trasciende a toda motivación centrada en el yo.
Bien hemos insistido en que la santificación es evidencia y
no mérito en el plan de salvación, ya que tal teología que por cierto se
resume muy bien en la frase "El cielo es tuyo pero tienes que ganarlo"
es el arma principal de Satanás. Es la doctrina del anticristo. ¿Comó así?
Veamos: El espíritu del anticristo es un espíritu de considerarnos dioses o de
querer ocupar el lugar de Dios. Es el espíritu de Lucifer "Junto a las
estrellas de Dios levantaré mi trono... y seré semejante al Altísimo"
Isaías 14:13-14.
Transmitida a Adán quién escogió rechazar la autoridad de
Dios a cambio de aceptar la tentación de querer ser como Dios. Tal espíritu
desea también sustituir a Cristo y a su obra redentora con algo "bueno"
como lo es la santificación. Tal como se manifestó en Caín. Quién guiado por
este espíritu que no es otro que nuestro ego consideró a su esfuerzo por amor,
como ofrenda digna para recibir el perdón. Al igual en la edad media la iglesia
toma una posición contraria a la Biblia sin imaginárselo.
Substituir lo requerido por algo bueno como lo son los frutos
del Espíritu Santo fue y es el engaño de Satanás. La Iglesia fue muy sincera
en su creencia y al igual que Caín no imaginó que en su ignorancia estaba
echando por la borda el evangelio de Cristo. En
la actualidad ya no somos más herederos de la reforma, ni seguidores de la
doctrina de Cristo puesto que hemos prostituido la doctrina de la justificación
por la fe.
Afirmamos que somos salvos por gracia, gracias a tan solo los
méritos de Cristo. Pero enmudecemos cuando se nos pregunta ¿Si hoy viniese
Cristo, te irías a morar con él? Lo peor es que otros podríamos decir que sí
confiados porsupuesto en la obra de Cristo y también en la fe activa, en la fe
que obra por amor por ya tener la salvación que ejercimos durante nuestra vida.
No hay nada más ofensivo que esto. La glorificación de la experiencia
religiosa bajo el pretexto de honrar al Espíritu Santo es la glorificación del
hombre. Es la actitud propia del anticristo.
Fue la espada del Espíritu y no la espada de Napoleón la
que hirió al hombre de pecado en la edad media. La reforma restauró la verdad
de la justicia que es por la fe-una justicia no terrenal, sino celestial, no del
hombre sino de Cristo, no personal sino vicaria, no infundida sino imputada, no
experimental sino escatológica. Esta fue la espada de la verdad que infligió
tal golpe en el hombre de pecado que la profecía lo describe como una herida
mortal Apoc 13:3.
Pero Apocalipsis dice que la herida será sanada. Hoy estamos
siendo participes de tal afrenta hacia Dios. Lo serio y terrible de esta situación
es que al poner mérito salvador a nuestra experiencia, a nuestra vida llena del
Espíritu Santo, a nuestra fe que obra por amor por ya tener la salvación; no
es como si estuviéramos robando algunas joyas de la corona real de Cristo. Los
que hacemos esto somos culpables de robar toda la corona y ponerla en nuestra
propia cabeza. Es la actitud propia del anticristo. Es el pecado del hombre
religioso. Se comete dentro de la casa de Dios. Es una realidad presente. Y
despoja a Cristo de su gloria.
Bien desenmascarado ya este espíritu que mora en nosotros.
Veamos como así este ocasiona que quedemos zarandeados del pueblo de Dios: "Pregunté
cúal era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me mostró que
lo motivaría el directo testimonio que exige el consejo del Testigo fiel a la
Iglesia de Laodicea" pg61 Joyas de los testimonios#1. Pues bien la
sierva del Señor nos dice que el ser zarandeados depende de seguir y aceptar el
consejo que el testigo fiel da a la iglesia de Laodicea.
¿Cuál este consejo? Pues no es otro que el de vestir
nuestra desnudez espiritual con el manto de la justicia de Cristo que se nos
ofrece a fin de ser agradables y dignos de vida eterna ante la santidad de Dios.
Hermanos ya no más proclamemos la falacia "El cielo es tuyo, pero tienes
que ganarlo" dejando de lado el manto de Cristo, dejando de lado la
doctrina de Cristo:"No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí
a vosotros..." San Juan 15:16.
Hermano en la redención no hay tal cosa de depender de lo
que hizo Cristo y de nuestra obediencia "Aunque piensan que se están
confiando a Dios, dependen mucho de sí mismos. Son almas concienzudas que confían
parcialmente en Dios y parcialmente en sí mismas. No miran a Dios, para ser
guardados por su poder, sino que dependen de la vigilancia contra la tentación
y del cumplimiento de ciertos deberes para ser aceptados por él. No hay
victorias en esta clase de fe. Las tales personas trabajan inútilmente; sus
almas están en servidumbre continua, y no hallarán descanso hasta que pongan
sus cargas a los pies de Jesús" Joyas#2 pg94.
Muchos temen que esta verdad este echando por la borda las
obras y que induzca al remanente al pecado. Cuando sucede lo contrario. Nadie
puede amar sino ha sido amado. "Tendrá este consejo efecto en el corazón
de quien lo reciba y le inducirá a ensalzar la norma y expresar claramente la
verdad" Joyas#1 .Pg61. Esto es lo que acabara con la omnipresente
tibieza, no hay más.
Finalmente el zarandeo no consistirá en otra cosa que en
separar a los obedecen la palabra de Dios de los que conducidos por su ego,
rechazarán y perseguirán a los que no lo hagan "Algunos no soportarán
este testimonio, sino que se levantarán contra él. Esto es lo que causará un
zarandeo en el pueblo de Dios"Joyas#2 pg61.
El testimonio, el consejo a la iglesia de Laodicea no es otro
que el de encaminarse en el evangelio, en las buenas nuevas de salvación; no
hay misterios ni nuevas verdades. Ya no lo rechazemos más "El
testimonio del Testigo no ha sido escuchado sino a medias. El solemne testimonio,
del cual depende el destino de la Iglesia, se tiene en poca estima, cuando no se
lo descarta por completo. Este testimonio ha de mover a profundo arrepentimiento,
y todos los que lo reciban sinceramente, le obedecerán y quedarán
purificados". Joyas#2 pg. 61.
"El tiempo de prueba esta precisamente delante de nosotros, pues el fuerte
pregón del tercer ángel ya ha comenzado en la revelación de la
Justicia de Cristo, el Redentor que perdona pecados. Este es el comienzo de la
luz del ángel cuya gloria llenará toda la tierra" Mensajes Selectos
tomo1, pg.425.
TOMADO DE:
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