En
los últimos años, nuestro planeta ha estado sufriendo un número
creciente de desastres naturales: terremotos, huracanes, sequías,
inundaciones y un tsunami devastador.
Algunas de estas
crisis, aunque menos dramáticas, tales como el calentamiento global y el
consecuente retroceso de los glaciares y del casquete ártico, han
planteado interrogantes en muchas mentes al respecto de sus causas.
¿Son
estos sucesos resultado de leyes naturales todavía mal comprendidas?
¿Es el maltrato humano del ambiente la verdadera causa?
Los
creyentes en la Biblia han reflexionado sobre los papeles respectivos
que juegan Dios y Satanás como protagonistas de última instancia en un
drama cósmico.
¿Será que estas calamidades señalan en dirección a un acontecimiento culminante de la historia humana?
Al
tratar de entender qué papel juega Dios en los desastres naturales,
tenemos que evitar caer en la trampa promocionada por Satanás, a saber,
que los desastres de los últimos días de la historia provienen de un
Dios afrentado y airado.
Justamente
así es como Satanás ha estado pintando a Dios desde el Edén e incluso
antes. Sin embargo, de acuerdo con la Biblia, estamos en medio de las
últimas horas de un conflicto cósmico, el Gran Conflicto que ha aquejado
al universo desde que hubo “guerra en el cielo” (Apocalipsis 12:7).
Un vistazo a la profecía bíblica
En el Apocalipsis leemos que hacia el final de la historia humana Dios, por medio de sus ángeles, estará “deteniendo
los cuatro vientos de la tierra para que no soplase viento alguno sobre
la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol” (7:1).
Antes del tiempo del fin, esta tierra habrá visto todo tipo de
aflicciones aquejando los continentes, el mar y la vegetación.
Pero
no hemos visto todavía nada como lo que ocurrirá cuando los vientos de
destrucción sean completamente liberados del poder retentivo de los
cuatro ángeles que reciben sus órdenes directamente de Dios mismo.
¿Por
qué se detiene todavía a los vientos? El pueblo de Dios no ha sido
completamente sellado todavía con la aprobación del Señor “escrita en su frente”
(Apocalipsis 14:1). El sello divino de aprobación será colocado sobre
aquellos que lo puedan representar adecuadamente al mundo, los que digan
la verdad acerca de Dios y testifiquen de su poder, que es, de nuevo,
lo que Satanás ha estado tratando de impedir por un tiempo muy largo.
Aquí
hay gente que está ahora lista para permanecer firme en medio de las
angustias de los últimos días descritas en los versículos finales de
Apocalipsis 6. ¿Y qué decir de estos vientos? Representan la obra maléfica de Satanás que están por ser liberados de la mano restrictiva de Dios. Todo esto puede ser comprendido mejor a la luz del Gran Conflicto.
Es
la reproducción del libro de Job, pero a escala colosal: fuego que cae
del cielo y quema las ovejas de Job y sus siervos, pandillas de bandidos
que merodean a su gusto, un gran viento del cielo que destruye una casa
y mata a sus hijos (Job 1 y 2).
¡Satanás es increíblemente malvado! Y sigue siendo el mismo hoy como era en días de Job.
El papel de Satanás
La bien estudiada estrategia de Satanás siempre ha sido confundir, engañar y destruir la paz del mundo. Ha sido “homicida desde el principio” (Juan 8:44).
¿Por qué? Para
eliminar toda esperanza y confianza entre los miles de millones que
habitan en la tierra de que Alguien más poderoso, fiel y justo reina
sobre el universo Pero, ¿dónde está Dios? Dios, dentro de los propósitos
del Gran Conflicto, permite este ataque final de engaño y aflicción, ya
no sólo sobre un hombre llamado Job sino ahora sobre todo el planeta.
Todo
lo que Job llegó finalmente a saber sobre lo que había detrás de las
catástrofes que estaban sufriendo él y su familia –incluyendo fuego del
cielo y un viento devastador– Dios se lo hizo saber con posterioridad.
Pero hasta entonces, fueron tiempos muy amargos. Job supo sólo más tarde
que Dios había sido desafiado por Satanás, quien estaba furioso porque
Job había sido bendecido con una gran familia y abundante prosperidad.
Satanás acusó a Dios de favoritismo, de que la razón por la cual Job era
tan fiel en su obediencia religiosa era porque Dios le había puesto un
“cerco” alrededor y de esta manera había comprado su obediencia (Job
1:8-12; 2:3-7).
Y entonces aparecen los teólogos diletantes que
vienen a explicar a Job por qué había tenido que experimentar estos
terribles desastres (Job 2:11-13).
Lo que leemos en los siguientes
capítulos del libro son los diferentes razonamientos que mucha gente
usa todavía hoy para explicar las terribles calamidades. Es porque Job
está escondiendo terribles secretos de malos hábitos y Dios lo está
castigando. O porque Dios sólo escucha a los justos y pasa por alto a
otros porque es un Dios justo, o es tan santo y justo que sólo descarga
su ira contra los malvados, o que Job está recibiendo todavía menos
castigo de lo que merece.
Oímos muchos ecos de los tres “amigos” de Job hoy, en internet, en los medios masivos de comunicación y en muchos púlpitos.
El apóstol Pablo lo dice claramente: Satanás es “el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia
(Efesios 2:2).2 ¡Es más que un mito! Es el gran antagonista de Dios,
que hace todo lo que puede para distraer, desmoralizar y destruir a
hombres y mujeres. Y por razones que sólo Dios sabe, va a retirar
gradualmente el poder restrictivo que ha estado ejerciendo hasta ahora
sobre los planes homicidas de Satanás.
Jesús describe el futuro
Por
supuesto, este planeta siempre tuvo terremotos, tornados, inundaciones,
huracanes (tifones) y hambrunas. Algunos de los peores que se conozcan
ocurrieron hace mucho tiempo, causando mucho más daño que los que hemos
experimentado en los últimos años, si bien hoy hay poblaciones mayores
que viven en las mismas zonas.
Durante los últimos días del
ministerio terreno de Jesús sus seguidores le preguntaron por señales
del fin de los tiempos y de su prometido regreso. Entre otros
indicadores, Jesús les dijo: “Oiréis de guerras y rumores de
guerras, mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto
acontezca, pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra
nación, y reino contra reino, y habrá pestes, y hambres, y terremotos en
diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:6-8).
En otras palabras, el mundo tendrá siempre guerras, terremotos, pestes y desastres.
Pero
hay señales específicas que él delineó en Mateo 24 y 25, tales como el
evangelio predicado en todo el mundo, y entonces regresará (24:14).
Comparó
los últimos días del planeta Tierra con los últimos días antes de que
Noé entrara en el arca (24:37-39). Ilustró su regreso demorado con la
demora de un novio en aparecer en su boda (25:5).
Detección de diferencias
Al meditar en los desastres de los últimos años, notamos una diferencia con los del pasado.
En
un cuadro gráfico, el aumento de su frecuencia e intensidad sería una
curva exponencial, con una pendiente ascendente de la curva que se
levanta rápidamente en contraste con un aumento proyectado que podría
esperarse como una línea recta ascendente. ¿Puede alguien negar que
huracanes, inundaciones, pestilencias, quiebras, degradación moral,
agotamiento de las fuentes acuíferas, consumo desbocado de energía y
realidades similares están aumentando con sorprendente velocidad?
La
mayoría de la gente vive con un sentimiento de que todo está
desencajado con respecto al tipo de vida que se hacía aun hace pocas
décadas. No parece haber manera de retrasar el reloj. La
escalera mecánica, sea la que sube o la que baja, parece ir cada vez más
rápido.
Y en todos anida una sensación de que no podemos salirnos
de esa escalera, que se incrementa cuando las noticias de los últimos
desastres son emitidas por los medios globales de comunicación y llegan a
nuestras computadoras.
Una perspectiva Cristiana
Los
Cristianos han estado proclamando al mundo que la historia humana se
acerca rápidamente a su fin, predicho por Dios mismo en las Escrituras.
Nos anima ver que millones de otros cristianos también han comenzado a
enfocar su atención y esperanza en la pronta venida de Jesús.
Además,
hay ahora docenas de páginas en la internet que están dedicadas a los
acontecimientos de los últimos días. La serie de libros de gran venta y
películas “Dejados Atrás” amplifican la sensación de que algo tremendo
está por ocurrir.
Sin embargo, debido a nuestra
comprensión de la profecía bíblica, no creemos que los cristianos serán
rescatados en un arrebatamiento (rapto) secreto o que Israel sea
protagónico en los acontecimientos de los últimos días. Ni esperamos un
Armagedón donde ejércitos modernos luchen en la llanura de Esdraelón.
Los
optimistas están en lo cierto: el mundo no terminará en un quejido ni
en una explosión. Las potencias nucleares del mundo no incinerarán la
tierra, ni nos asfixiaremos en nuestra propia basura, ni nos desecaremos
en una hambruna masiva. Y los pesimistas también están en lo cierto:
por más vacunas que almacenemos para los problemas físicos que
enfrentamos hoy, no habrá vacuna que nos proteja de la marejada de
basura moral que se infiltra por doquier en la vida moderna,
especialmente en el “civilizado” occidente. Todos los posicionadores
satelitales y automóviles de combustibles limpios no podrán acallar el
odio en aumento que infecta las comunidades y las naciones.
Conclusión
El
entender la interacción precisa entre los factores humanos, naturales y
sobrenaturales que producen los desastres que nuestro mundo experimenta
en aumento está más allá del conocimiento humano. Para el creyente en
la Biblia, sin embargo, algunas cosas son ciertas: Satanás busca
destruir a tanta gente como puede con los medios de que dispone. Pero en
última instancia, la verdad triunfará y Dios y sus leales quedarán al
fin reivindicados.
Vivimos en los días finales de la historia de la tierra. Cada día es precioso e irrepetible.
“El
Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino
que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca,
sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el Día del Señor vendrá
como ladrón en la noche, en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las
obras que hay en ella serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han
de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa
manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de
Dios!” (2 Pedro 3:9-12).
¿Estás listo, estoy yo listo?
TOMADO DE:
http://www.jovenes-cristianos.com/area-espiritual/profecias/desastres-naturales-idios-o-satanas.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
POR FAVOR DEJANOS TUS COMENTARIOS...SON DE GRAN IMPORTANCIA..