Uno de los misterios de estos últimos
días es el rechazo de muchos hombres y mujeres,
bien educados bíblicamente y temerosos de Dios,
a aceptar el testimonio de la Biblia de que
habrá una literal y efectiva segunda venida del
Señor Jesucristo, cuando la evidencia
gráfica esté disponible.
Muchos cristianos siglo XX y del presente
descartan el Antiguo Testamento y sus profecías
acerca de la segunda venida del Señor, porque
estiman que el Antiguo Testamento es anticuado y
está pasado de moda, y es de poco uso para
hombres y mujeres 'modernos y pensadores' de este
siglo. Sin embargo, al descartar el Antiguo
Testamento, ellos van más allá e ignoran la
vital y clara evidencia del Nuevo Testamento.
Examinemos, pues, brevemente la evidencia del Nuevo
Testamento acerca de la venida del Señor.
El día mismo en que el Señor Jesús
ascendió al cielo, "dos varones
[¿ángeles?] con vestiduras blancas" se
pusieron junto a los discípulos y les declararon
solemnemente: "Este mismo Jesús, que ha sido
tomado de vosotros al cielo, así vendrá
como le habéis visto ir al cielo" (Hechos
1:10-11). La evidencia es segura y cierta; los
discípulos vieron a Jesús ascender
corporalmente al cielo y la evidencia positiva es que
regresará de la misma manera.
El Señor Jesús no nos deja en duda
acerca de su segunda venida, porque leemos en Mateo
16:27: "El Hijo del Hombre vendrá en la gloria
de su Padre con sus ángeles, y entonces
pagará a cada uno conforme a sus obras". El
galardón del cual habla Jesús es aquel
acerca del cual escribió Pablo: "La dádiva
de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro" (Romanos 6:23). Para mayor
seguridad de que entendemos este sencillo concepto,
el Señor Jesús escribió por medio del
apóstol Juan en Apocalipsis 22:12 - "He
aquí yo vengo pronto, y mi galardón
conmigo, para recompensar a cada uno según sea
su obra". A la vista de semejante abrumadora aunque
sencilla prueba, ¿cómo podemos dejar de
aceptar la realidad de que la segunda venida del
Señor Jesús es una de las promesas
básicas de la Escritura? El Nuevo Testamento
confirma al Antiguo; Jesús confirma a ambos.
PROFECÍAS ACERCA DE SU PRIMERA VENIDA
La Casa de Israel siempre entendió, por sus
libros de la Ley, los Salmos y los profetas, que
vendría el Mesías; era una promesa
básica de su Dios, y Malaquías, el
último profeta de los días del Antiguo
Testamento, les escribió, diciendo: "Vendrá
súbitamente a su templo el Señor a quien
vosotros buscáis, y el ángel de pacto, a
quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha
dicho Jehová de los ejércitos"
(Malaquías 3:1).
Algunas de las pruebas más dramáticas de
la segunda venida del Señor (y en verdad de su
segunda venida), se hayan en Isaías 7:14 y
9:6-7. "El Señor mismo os dará señal:
He aquí que la virgen concebirá, y
dará a luz un hijo, y llamará su nombre
Emanuel". El dramático cumplimiento de estas
promesas se perdió en Israel; porque ellos
estaban a la espera de un poderoso 'Mesías
guerrero y libertador', no al "Cordero que fue
inmolado desde el principio del mundo" (Apocalipsis
13:8). Lamentablemente, Israel volvió
temporalmente la espalda al único que sería
su libertador.
PROFECÍAS ACERCA DE SU SEGUNDA VENIDA
Una de las profecías más dramáticas
acerca de la segunda venida del Señor, fue
suministrada por el Señor Jesús a Juan,
quien escribió acerca de ella en Apocalipsis 1:7
- "He aquí que viene con las nubes, y TODO ojo
le verá, y los que le traspasaron; y TODOS los
linajes de la tierra harán lamentación por
él. Sí, amén".
Hay muchas teorías confusas referente a la
segunda venida de Jesús, pero esta evidencia es
irrefragable. Él viene de nuevo y TODOS le
verán y sabrán que es él, incluyendo a
Israel y Roma. También, todas las naciones de la
tierra finalmente "harán lamentación por
él" y lo aceptarán como Rey y
Gobernante.
El apóstol Pablo describe la segunda venida
del Señor Jesús: "Porque vosotros
sabéis perfectamente que el día del
Señor vendrá así como ladrón en
la noche (inesperadamente) [...]. Mas vosotros,
hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel
día os sorprenda como ladrón" (1
Tesalonicenses 5:2-4). El hecho mismo que Pablo
señalara a los tesalonicenses que ellos 'no
estaban en tinieblas' destaca la realidad de que
algunos sí lo estarían, y que el estado de
incredulidad está muy difundido entre las
comunidades religiosas que están a la espera de
su 'galardón' en el cielo, no 'en Cristo' en la
tierra. Lea el cántico de los redimidos: "Y nos
has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y
reinaremos SOBRE LA TIERRA" (Apocalipsis 5:10).
¿POR QUÉ ES NECESARIO QUE ÉL VENGA?
En Lucas 17:27 encontramos firme evidencia
suministrada por el Señor Jesús, acerca del
diluvio de los días de Noé, que le
sobrevino a la tierra por causa de la iniquidad del
género humano y su rechazo a aceptar los
sencillos conceptos de justicia del Padre. El
apóstol Pablo, en 2 Tesalonicenses 1:7-8, habla
de un segundo desastre que vendrá sobre la gente
y las naciones que de nuevo rehúsen obedecer al
llamado del Padre a la sencilla justicia: "Cuando se
manifieste el Señor Jesús desde el cielo
con los ángeles de su poder, en llama de fuego,
para dar retribución a los que NO CONOCIERON A
DIOS, NI OBEDECEN AL EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO; los cuales sufrirán pena de eterna
perdición". PERO no todo es lúgubre y
fatal. Apocalipsis 20:4 nos da un atisbo de muchos
que, según se describe en Hebreos 9:28,
están a la espera de la segunda venida del
Señor para salvación: "Y vivieron y
reinaron con Cristo mil años". Estos son
aquellos que han sido rescatados de la muerte eterna
por medio de la creencia, fe, obras, y bautismo en el
nombre salvador del Señor Jesucristo.
¿CUÁL SERÁ LA FUTURA MISIÓN DE CRISTO?
El Cordero de Dios que vino a los suyos y ellos
"no lo recibieron" (Juan 1:11), es aquel al cual se
le dará "el trono de su padre David" (Lucas
1:32). El manso y dulce nazareno, que "no abrió
su boca" (Isaías 53:7), es el único que
"rugirá desde Sión" (Joel 3:16). En el
día en que el Señor Jesús fue
crucificado, "la tierra tembló, y las rocas se
partieron" (Mateo 27:51), y en el día en que
él regrese para "recibir el reino" (Lucas
19:15), habrá un poderoso terremoto en la Tierra
de Israel y "el monte de los Olivos se partirá
por en medio" (Zacarías 14:4). El profeta
Miqueas describe lo que sucede cuando "la casa de
Jehová será establecida [en Jerusalén]
[...]. Vendrán muchas naciones [...] porque de
Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la
palabra de Jehová. Y él juzgará entre
muchos pueblos [...], y se sentará cada uno
debajo de su vid y debajo de su higuera, y no
habrá quien los amedentre" (Miqueas 4:1-4).
SU SEGUNDA VENIDA Y SU SIGNIFICADO PARA NOSOTROS
En el cuarto párrafo de este artículo,
citamos: "La dádiva de Dios es vida eterna"
(Romanos 6:23), y las palabras de Jesús en
Apocalipsis 22:12: "He aquí yo vengo pronto, y
mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno
según sea su obra". Una vida de devoción al
Padre y a su Hijo puede resultar en la dádiva de
la inmortalidad. La Biblia muestra concluyentemente
que en el presente no tenemos ni una chispa de
inmortalidad, pero el Señor Jesús puede
traérnosla cuando venga. "Cuando Cristo, vuestra
vida, se manifieste, entonces vosotros también
seréis manifestados con él en gloria"
(Colosenses 3:4). La evidencia y promesa de su venida
no puede ignorarse.
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