por Víctor F. Figueroa | Tomado de El Centinela® de Abril 2013 |
¿Se imagina usted una ciudad donde miles de autos y buses circulan
sin que haya una ley que regule el tránsito vehicular? El tráfico sería
un caos y los accidentes se multiplicarían. Para prevenir esta
situación, en cada país del mundo existe una ley de tránsito y una
oficina que controla su cumplimiento. Ahora proyectémonos a nuestro
sistema planetario ¿Qué sucedería si no hubiese leyes que regulen la
marcha de los planetas en sus respectivas órbitas alrededor del Sol?
Hace buen rato hubiésemos dejado de existir. Gracias a Dios porque puso
leyes que controlan el movimiento de los astros, y asimismo organizó
nuestro planeta, sujetando la naturaleza bajo leyes que la rigen. Nada
se mueve por casualidad sin que haya una ley que lo gobierne.
En el ámbito de la vida humana, Dios también ha puesto leyes que
gobiernan las relaciones interpersonales. El Decálogo fue dado para
ayudar a la gente a vivir en paz con Dios y con su prójimo. Esta ley es
de carácter universal, pues busca el beneficio de toda la humanidad. Fue
instituida para nuestra felicidad y es inmutable y eterna.
Sin embargo, una lectura inadecuada de la Biblia en torno a la ley de
Dios puede llevarnos a conclusiones equivocadas. Hay quienes creen que
el Decálogo fue abolido en la cruz. Al leer en la Biblia la palabra
“ley” u “obras de la ley” inmediatamente piensan que se está hablando de
La Ley de Dios, los Diez Mandamientos. |
martes, 27 de agosto de 2013
¿FUÉ ABOLIDA LA LEY DE DIOS?
sábado, 24 de agosto de 2013
¿POR QUÉ DIOS CREÓ A LUCIFER?
Autor: Ángel Manuel Rodríguez
Ángel Manuel Rodríguez es un teólogo adventista y director del Instituto de Investigación Bíblica (BRI).
Si Dios sabía que Lucifer se rebelaría, ¿por qué lo creó?
Esta es una pregunta a la que es prácticamente imposible darle una respuesta definitiva. Este tema no es abordado explícitamente en la Biblia. Por lo tanto, todo intento de respuesta será incompleto y en algún sentido incluirá elementos de la especulación. Preguntas como estas cargan en su interior el temor a que Dios, de alguna manera, pueda estar implicado en el origen del pecado en el universo. Permítame compartir algunos pensamientos.
viernes, 23 de agosto de 2013
EL ZARANDEO
La historia bíblica nos cuenta que desde siempre, el pueblo de Dios
ha tenido sus enemigos y ha enfrentado sus batallas. En la época
de los jueces de Israel, Gedeón convocó un ejército
de 30,000 hombres de los cuales apenas 300 estaban listos para desempeñar
la función que les correspondía en la batalla contra los
madianitas. Así también hoy, Dios está convocando
un pueblo para que se aliste de manera definitiva en el grupo que confrontará
la última gran batalla del conflicto. Muchos están respondiendo
cada día y a medida que el tiempo se acabe, muchos más se
unirán al pueblo de Dios. Puertas de oportunidad por mucho tiempo
cerradas están abiertas. El desmoronamiento de la Unión Soviética
y la apertura internacional de la China Continental durante la última
década, han producido un masivo interés por el evangelio
de Cristo en esas regiones. Pero desafortunadamente, no todos los hoy que
parecen ser del grupo fiel, lo son. Pues los propósitos y motivos
que los mueven no son apropiados. No tienen un forma de pensar y sentir
que corresponda a los propósito de Dios. Esta triste realidad es
la que explica el papel de uno de los eventos más importantes en
esta fase del conflicto. Me refiero al zarandeo.
EL PODER DE LA PALABRA
En el pasillo de una iglesia conversaban cuatro hombres acerca de cuál versión de la Palabra de Dios es la mejor. Uno dijo: “La Reina Valera, porque posee un lenguaje bello y elocuente”. Otro prefirió la Nueva Versión Internacional.
“Es literal —dijo— y fiel a los textos originales; por eso me da confianza”. El tercero optó por la versión Dios Habla Hoy, por su forma coloquial y su estilo contemporáneo más fácil de entender.
El último, sin vacilación alguna y sin explicación adicional, dijo: “Yo prefiero la traducción de mi jefe”.
Los demás, intrigados, preguntaron: “¿Qué significa eso?” Uno de
ellos agregó: “Tu jefe solo es un supervisor de almacenes. ¡Cómo puede
haber traducido la Palabra de Dios si no sabe nada!”
Con calma, el cuarto interlocutor respondió: “Mi jefe ha
traducido las páginas de la palabra de Dios en su vida. Él vive el
mensaje. Su traducción es la más perfecta que yo haya conocido”.
Un amigo me envió este relato por Internet. Él tiene que haberlo
recibido de otro. Puede tener variaciones como todas las historias que
circulan en una charla entre personas. Pero, ¿pasa lo mismo con las
cosas que Dios dice? No; su Palabra es constante, siempre igual.
Ocurre con el Creador algo que no existe en la experiencia
humana: Él sabe todas las cosas. Las conoce antes de que sean y durante
el tiempo que son, siempre. Además tiene buena memoria. Nunca olvida
nada; y como nada olvida, lo que dijo una vez lo volverá a decir
exactamente igual.
LA GLORIA DE LA RESURECCIÓN
Existen
dos impresionantes frases relativas a Jesucristo: «Padeció bajo el
poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado».
Así se expresa, condensadamente, toda la crudeza de la humillación de
Cristo. Si tales frases fuesen las últimas de la Biblia, el
cristianismo sería un enigma nebuloso.
El final del ministerio de Jesús podría interpretarse como
una tragedia desconsoladora, como el derrumbe de un cúmulo de esperanzas
gloriosas. Y como un misterio torturador. ¿Habría de morir Cristo como
un vulgar malhechor?
La carrera del Maestro admirado, santo, obrador de milagros,
compasivo, revelador del Padre, dominador de las fuerzas demoníacas,
anunciador y promotor del Reino de Dios ¿había de morir como un vulgar
malhechor? Su grandeza indiscutible ¿había de concluir en la oscuridad
fría de un sepulcro? El que había salvado a otros de la muerte ¿no podía
salvarse a sí mismo? Las fuerzas del Reino ¿no podían acabar con todos
los poderes enemigos? La fe y las esperanzas de los discípulos ¿habían
de concluir en el más cruel de los desengaños? ¡Cuánta amargura rezuman
las palabras de los discípulos de Emaús cuando regresaban de Jerusalén a
su aldea: «Nosotros esperábamos que él sería el que redimiera a Israel» (Lc. 24:21)
IGNORANDO A DIOS
Según el diccionario de la lengua española ignorar tiene como definición: “No saber algo, o no tener noticia de ello”.
Pero también tiene como segunda definición: “No hacer caso de
algo o de alguien” y a esta definición en especial me quiero referir.
No podemos ir por la vida ignorando a Dios, ignorando su voz en
nuestra vida, porque si bien es cierto no escuchamos audiblemente su
voz, Él nos habla a nuestro corazón, a nuestra mente, por diferentes
medios, sucesos, experiencias o situaciones de la vida cotidiana, pero a
veces nos empecinamos tanto en ignorar su voz a pesar de que sabemos
que Él está insistiendo a nuestra vidas.
EL SANTUARIO Y SU PURIFICACIÓN
El mapa político del antiguo Medio Oriente estaba a punto de entrar en un proceso de cambio significativo. Era el año 550 a.C., y Astiages, rey de Media, y Ciro, de Persia, estaban empeñados en una guerra de supervivencia.
Lamentablemente para Astiages, su ejército fue derrotado, y Ciro asumió el control del reino Medo. Un nuevo imperio estaba en proceso de nacimiento.
Ciro dedicó tres años a establecer el control de las tierras que les había arrebatado a los medos. Luego, en el año 547 a.C. se lanzó hacia el oeste a la conquista de Lidia. (1)
El futuro imperio empezó a crecer y extendía sus poderosos tentáculos, engullendo a otras naciones en sus guerras expansionistas.
En el año 547 a.C. Daniel tuvo la visión que se registra en el capítulo 8 de su libro. (2) En ella fue transportado de Babilonia a la ciudad persa de Susa. Esta experiencia ya era una señal de la transformación radical que la tierra habría de experimentar merced al colapso del imperio babilónico y el surgimiento del imperio Medo-Persa. La información registrada en el resto del capítulo no fue producto de la invención de Daniel. La visión, dice, se le mostró a él (véase el vers. 1). El fue simplemente el receptor de la revelación divina que abarcaría un largo período de tiempo desde la época del profeta hasta un "distante futuro" (vers. 26).
miércoles, 7 de agosto de 2013
LOS PRINCIPIOS ETERNOS DE LA LEY DE DIOS
por Alejandro Medina Villarreal | Tomado de El Centinela® de Septiembre 2012 |
Para muchos de los creyentes guardar los Diez Mandamientos consiste
en respetar ligeramente dos o tres preceptos. “Yo nunca he asesinado a
nadie —dicen— por lo tanto, cumplo con ese mandamiento”. De hecho, a
veces se consideran los preceptos del Decálogo desde una perspectiva
muy superficial; por eso, ciertas ramas del cristianismo los han
desdeñado y considerado inoperantes.
Según la Biblia, los Diez Mandamientos son la aplicación humana de
los principios eternos de la Ley de Dios. En el cielo, donde habitan los
ángeles, así como en los mundos no caídos, se respetan los mismos principios, aunque la forma
en que se aplican estos principios puede ser distinta. ¿Eso quiere
decir que ellos no guardan la Ley exactamente como lo hacemos nosotros?
Así es. “Los principios enunciados por los Diez Mandamientos son
eternos, porque se basan en el carácter de Dios, pero la forma de estos
principios dados en el Sinaí estaba adaptada a la comprensión e
instrucción de los hombres en su estado de pecaminosidad y natural
inconformidad a la voluntad divina”.1
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¿CÓMO VENDRA JESÚS?
por Miguel A. Valdivia | Tomado de El Centinela® de Noviembre 2006 |
Pronto la atmósfera de la Tierra será rasgada por una comitiva extraterrestre que cambiará para siempre nuestra historia.
Hay acontecimientos que nos definen como generación. El 11 de
septiembre de 2001 marcó un enorme impacto en la conciencia humana, y el
comienzo de la guerra global contra el terrorismo. En 1989, el mundo
presenció la caída del muro de Berlín, que significó el fin de la Guerra
Fría y un nuevo mundo político. Veinte años antes, a fines de la década
que nos trajo la Crisis de los Misiles, los Beatles y los hippies, el
mundo entero presenció las imágenes de los primeros hombres en llegar a
la Luna y regresar.
La primera mitad de esta increíble hazaña culminó con la llegada a la
superficie de la Luna del módulo lunar de la nave Apolo 11. El
alunizaje ocurrió a las 4:17 p.m. hora del este, el 20 de julio de 1969.
A las 10:56 de esa misma noche, el comandante Neil Armstrong dio el
primer paso sobre la Luna. Luego él y Edwin (Buzz) Aldrin caminaron y
trabajaron sobre la superficie lunar durante 2 horas y 31 minutos.
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¿FUÉ ABOLIDA LA LEY DE DIOS?
por Víctor F. Figueroa | Tomado de El Centinela® de Abril 2013 |
¿Se imagina usted una ciudad donde miles de autos y buses circulan
sin que haya una ley que regule el tránsito vehicular? El tráfico sería
un caos y los accidentes se multiplicarían. Para prevenir esta
situación, en cada país del mundo existe una ley de tránsito y una
oficina que controla su cumplimiento. Ahora proyectémonos a nuestro
sistema planetario ¿Qué sucedería si no hubiese leyes que regulen la
marcha de los planetas en sus respectivas órbitas alrededor del Sol?
Hace buen rato hubiésemos dejado de existir. Gracias a Dios porque puso
leyes que controlan el movimiento de los astros, y asimismo organizó
nuestro planeta, sujetando la naturaleza bajo leyes que la rigen. Nada
se mueve por casualidad sin que haya una ley que lo gobierne.
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DANIEL 2 Y 7
En la catedral de Estrasburgo hay un reloj enorme que, a las 12 del día, hace desfilar a los doce apóstoles delante del Señor.
En la base de tal reloj aparecen en cuatro partes los cuatro animales
feroces de Daniel 7, con la inscripción: Babilonia, Medo-Persia, Grecia
y Roma.
Cuando uno averigua la época en que se agregó esa inscripción, descubre que corresponde a la Reforma.
La ciudad de Estrasburgo fue una de las primeras en aceptar
la reforma protestante y sólo en tiempos modernos devolvió esa catedral a
la Iglesia Católica. La inscripción de esa interpretación apocalíptica
no ha sido borrada, sin embargo, y continúa siendo llamativa para los
turistas que prestan atención en ella.
martes, 6 de agosto de 2013
LA IGLESIA VERDADERA
“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” Apocalipsis 14:12.
Después
de haber sanado a un ciego de nacimiento, Jesús presenta su alegoría
del buen pastor. En el capítulo 10 de Juan, se desarrolla una sólida
teología de la iglesia que haríamos bien en considerar.
Habiendo
centenares de grupos religiosos cristianos, algunos dudan acerca de
cual es la iglesia verdadera. Otros más sostienen que no importa
pertenecer a una iglesia en particular, pues “todas llevan a Dios”. Un
creciente número duda incluso de la necesidad de que exista una iglesia,
y afirman que las denominaciones cristianas están solo para sacar
dinero y dominar a la gente.
¿Qué
dice la Biblia? y aún más importante ¿que afirmó Jesús mismo? Comenzó
su discurso diciendo que hay un solo redil, un solo rebaño verdadero y
un solo pastor. También hay una sola puerta de entrada, y quien no entre
por ella es un “delincuente espiritual”.
LA IGLESIA VERDADERA II
“Respondiendo
Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás,
porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca
edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra
ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que
atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en
la tierra será desatado en los cielos”. Mateo 16:16-19
La
confesión de Pedro en Cesarea de Filipo dio paso a una contundente declaración del
Señor sobre la iglesia
¿Qué significan
estos dichos de Jesús?
Buscando
reafirmar la fe de los discípulos, Jesús les pregunta la opinión de los
demás sobre él, pasando luego a inquirir lo que ellos mismos pensaban
de su Maestro. Entonces Pedro -bajo inspiración divina-, confiesa su
convicción de que él es el Mesías prometido. Cristo, ante tal respuesta,
hace cinco afirmaciones:
lunes, 5 de agosto de 2013
¿QUÉ PASA CUANDO UNA PERSONA MUERE?
Nos estremecemos cuando un niño pregunta: “¿Qué significa morir? Nos incomoda hablar de la muerte, o aun pensar en ella. La muerte es el enemigo común de todos.
1. ENFRENTANDO LA MUERTE SIN TEMOR
Todos nosotros en algún momento, quizás después del fallecimiento de un amigo o de un ser amado, hemos sentido esa opresión en el corazón, ese sentimiento de soledad que nos agobia, al advertir dolorosamente que la vida tiene fin. En un asunto tan importante, que apela tanto a nuestras emociones, nos preguntamos: ¿dónde podemos aprender la verdad acerca de lo que pasa cuando morimos? Afortunadamente, parte de la misión de Cristo en la tierra fue “librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:15). Y en las Sagradas Escrituras, Jesús presenta mensajes de aliento y contesta claramente todas nuestras preguntas sobre la muerte, la resurrección y la vida futura.
APOCALIPSIS:Terremotos, maremotos, guerras, crisis… ¿Será que se acerca el fin?
Por Fernando Canale
Sintetizando los desastres que se sucedieron rápidamente durante los primeros meses de este año, la portada de la revista Newsweek anunciaba ominosamente: “Llegó el Apocalipsis: maremotos, terremotos, desastres nucleares, revoluciones, economías al borde de la ruina. ¿Qué nos depara el futuro?” A pesar de los extraordinarios avances de la ciencia y la tecnología, las perspectivas no parecen alentadoras para la humanidad.
La pregunta ¿qué nos depara el futuro? nos confronta con nuestro destino personal y colectivo. Muchos suponen que pensar en el futuro no es posible ni importante porque, de acuerdo con el dicho, “lo que será, será”; el futuro está fuera de nuestras manos. Sin embargo, vivir implica anticipar el futuro. Consecuentemente, todos tenemos algunas ideas acerca de lo que ocurrirá. Aunque a simple vista nuestras expectativas parezcan meras opiniones personales para compartir entre amigos, ellas determinan en gran manera lo que hacemos y llegaremos a ser. Por lo tanto conviene que pensemos en lo que puede depararnos el futuro.
Sintetizando los desastres que se sucedieron rápidamente durante los primeros meses de este año, la portada de la revista Newsweek anunciaba ominosamente: “Llegó el Apocalipsis: maremotos, terremotos, desastres nucleares, revoluciones, economías al borde de la ruina. ¿Qué nos depara el futuro?” A pesar de los extraordinarios avances de la ciencia y la tecnología, las perspectivas no parecen alentadoras para la humanidad.
La pregunta ¿qué nos depara el futuro? nos confronta con nuestro destino personal y colectivo. Muchos suponen que pensar en el futuro no es posible ni importante porque, de acuerdo con el dicho, “lo que será, será”; el futuro está fuera de nuestras manos. Sin embargo, vivir implica anticipar el futuro. Consecuentemente, todos tenemos algunas ideas acerca de lo que ocurrirá. Aunque a simple vista nuestras expectativas parezcan meras opiniones personales para compartir entre amigos, ellas determinan en gran manera lo que hacemos y llegaremos a ser. Por lo tanto conviene que pensemos en lo que puede depararnos el futuro.
jueves, 1 de agosto de 2013
NADIE SABE EL DÍA
El
mejor conocimiento del lenguaje apocalíptico, construido de imágenes y
recursos simbólicos para hablar del fin del mundo, nos permite hoy
escuchar el mensaje esperanzador de Jesús, sin caer en la tentación de
sembrar angustia y terror en las conciencias.
Un día la historia apasionante del ser humano sobre la tierra
llegará a su final. Esta es la convicción firme de Jesús. Esta es
también la previsión de la ciencia actual. El mundo no es eterno. Esta
vida terminará.
¿Qué va a ser de nuestras luchas y trabajos, de nuestros esfuerzos y aspiraciones.
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