Según el diccionario de la lengua española ignorar tiene como definición: “No saber algo, o no tener noticia de ello”.
Pero también tiene como segunda definición: “No hacer caso de
algo o de alguien” y a esta definición en especial me quiero referir.
No podemos ir por la vida ignorando a Dios, ignorando su voz en
nuestra vida, porque si bien es cierto no escuchamos audiblemente su
voz, Él nos habla a nuestro corazón, a nuestra mente, por diferentes
medios, sucesos, experiencias o situaciones de la vida cotidiana, pero a
veces nos empecinamos tanto en ignorar su voz a pesar de que sabemos
que Él está insistiendo a nuestra vidas.
¿Hay algo que Dios te ha estado hablando los últimos días?,
¿Dios ha estado hablando a tu corazón?, ¿Has sentido que Dios quiere que
hagas algo pero aún no lo has hecho?
A veces pasamos más de media vida tratando de ignorar a Dios, no
haciendo caso a lo que Él quiere para nuestra vida, haciendo lo que
nosotros creemos que tenemos que hacer y no lo que Dios está insistiendo
en que hagamos.
Por más que queramos, no podemos vivir ignorando a Dios, por más que
lo intentemos no lo vamos a lograr y mientras insistamos en ignorarlo no
podremos ver los resultados que quisiéramos ver en nuestra vida.
En la Biblia encontramos personajes que ignoraron a Dios y a
su mandato, desde el inicio de la creación vemos al hombre ignorando a
Dios, por ejemplo:
Dios le ordena a Adán que no comieran del árbol del conocimiento del bien y el mal: “Y
mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás
comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque
el día que de él comieres, ciertamente morirás” Génesis
2:16-17 (Reina-Valera 1960), sin embargo Eva termina comiéndolo y dando a
Adán para que también comiera y ambos lo hicieron ignorando de esta
manera lo que Dios había dicho anticipadamente. ¿Quería algo malo Dios
para el hombre? ¡No!, y es que cuando Dios ordena algo no lo hace con el
fin de fastidiarnos la vida, lo hace porque quiere guardarnos,
protegernos, cuidarnos, sin embargo nosotros muchas veces lo ignoramos.
Pero quizá uno de los casos más emblemáticos en la Biblia sobre
ignorar a Dios es la historia de Jonás. Dios le da la orden de ir a
Nínive y llevar un mensaje: “Vino palabra de Jehová a Jonás hijo
de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y
pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí”
Jonás 1:1-2 (Reina-Valera 1960), sin embargo Jonás opta por IGNORAR a
Dios y hace exactamente lo contrario, se va rumbo a un destino
totalmente contrario a Nínive, decide ir a Tasis: “Y Jonás se
levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a
Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje,
entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de
Jehová” Jonás 1:3 (Reina-Valera 1960).
¿Cuántos de nosotros vamos rumbo a Tarsis mientras Dios nos quiere en Nínive?
A veces somos tan expertos en ignorar a Dios, pero los que realmente
aman a Dios no se sentirán tranquilos ignorándolo, tendrán dentro de su
corazón un sentir de estar haciendo mal, no se sentirán a gusto, habrá
una incomodidad que no los deja tranquilos y tarde o temprano terminaran
obedeciendo a Dios.
Pero por otra parte hay quienes en su afán de ignorar a Dios pierden
toda sensibilidad espiritual y a pesar de estar haciendo mal no sienten
incomodidad alguna de hacerlo, simplemente su constante deseo de ignorar
lo que Dios está hablando a su vida los ha hecho edificar una falsa
tranquilidad inducida por su insistente deseo de ignorar a Dios.
¿Dios ha estado hablando a tu vida estos últimos días, semanas o
meses?, ¿Qué esperas para obedecerlo?, ¿Qué esperas para poner atención a
sus palabras y llevar a cabo la tarea que te está encomendando?,
¿Cuánto tiempo más trataras de ignorar a Dios?
Hoy quiero invitarte a reflexionar, ¿Has estado ignorando a Dios?,
¿Ignorando su Palabra?, ¿Desobedeciendo a sus mandatos?, ¿Cuánto tiempo
más esperaras para dejar de hacer eso que muy bien sabes que no te
satisface?
Hoy puedes comenzar a poner atención y cuidado a la voz de Dios sobre
tu vida, no puedes seguir más el camino que llevabas porque ese camino
no te satisface, porque no es lo tuyo, porque no naciste para ignorar a
Dios, porque Dios te doto de un corazón sensible y que cuando haces lo
correcto te sientes feliz con Dios y contigo mismo.
Hoy puedes comenzar a reedificar aquella relación personal y de
sensibilidad espiritual que tenías, aquella que se fue perdiendo a base
de ignorar a Dios, pero que hoy comenzaras a reedificar nuevamente,
porque Dios no se ha olvidado de ti, porque Dios siempre ha estado
dispuesto a reedificar tu vida y hacer de ti aquel hombre o aquella
mujer de mucho provecho para sus propósitos perfectos.
Dios quiere lo mejor para ti, por lo tanto comienza
nuevamente desde el principio, construye una vida de oración constante,
un hábito de lectura de la Biblia diaria, congrégate y sírvele al Señor,
pero sobre todo vive cada minuto de tu diario vivir con la intención de
agradar a Dios, que en tu mente siempre este presente el Señor y que
hagas de Jesús el centro de tu vida.
¡Ya no ignores más a Dios! ¡Hoy es día de fijar tus ojos en Él!
Autor: Enrique Monterroza
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