domingo, 10 de noviembre de 2013

LA VERDAD ACERCA DE LA VERDAD

No importa lo que diga el mundo contemporáneo, la verdad existe. Hay una realidad objetiva.
Hace algunas décadas no era necesario establecer este concepto. La existencia de verdades absolutas se daba por sentada. Sin embargo, hoy vivimos en una época en que muchos creen que todo es relativo y que no hay principios absolutos de moral. Pero la verdad existe...
La verdad acerca de la Verdad “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:38). La profunda pregunta de Pilato toca un tema de interés universal. En este artículo vamos a destacar seis verdades que la Biblia enseña acerca de la Verdad.


La verdad existe
La Biblia llama a Dios “Dios de verdad” (Salmo 31:5) y dice que Jesús vino a esta tierra “lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Puesto que la verdad es una parte esencial de la naturaleza de Dios y Jesús es la verdad en persona y vino a revelarnos la verdad, podemos estar seguros de que la verdad existe.
Hace algunas décadas no era necesario establecer este concepto. La existencia de verdades absolutas se daba por sentada. Sin embargo, hoy vivimos en una época en que muchos creen que todo es relativo y que no hay principios absolutos de moral.

Sus principios morales son muy flexibles, y sostienen que lo que es verdad para una persona puede no serlo para otra. Pero esa no es la perspectiva bíblica. Las Escrituras enseñan que hay verdades absolutas que continúan siendo verdad, sea que uno concuerde con ellas o no.

En una de mis clases pedí a un grupo de universitarios que cerraran los ojos y apuntaran hacia lo que creían fuese el norte. Entonces les pedí que siguieran señalando en esa dirección mientras abrían los ojos. Este ejercicio demostró que no todos tienen buen sentido de la dirección. Algunos estaban apuntando hacia el este, el sur o el oeste. Tal vez alguno apuntara hacia arriba (después de todo, el norte está siempre arriba en los mapas). Y algunos estaban en lo cierto y señalaban hacia el verdadero norte. Pero no importa hacia dónde estuvieran apuntando, eso no cambiaba la posición del norte.
JESUS EL PUENTE HACIA DIOS
El director de un centro de aviación me explicó que es posible que un piloto volando entre nubes pierda la sensación de dónde está la tierra. En otras palabras, que no sepa dónde es arriba y dónde es abajo. Esta desorientación espacial se llama vértigo. Obviamente, se trata de una situación peligrosa para un piloto. Si cree que está ascendiendo cuando en realidad está por estrellarse, el avión está en grave peligro.
Esta situación mortal que a veces viven los pilotos es una metáfora del mundo contemporáneo. El mundo en que vivimos está sufriendo de vértigo moral. Muchos están confundidos y desorientados. Vemos los resultados en la desintegración de nuestras familias y la sociedad. Oímos historias horripilantes y atrocidades terribles que ocurren a nuestro alrededor. Pareciera que vivimos otra vez en los días del antiguo Israel, cuando “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25).
Un piloto necesita ver el horizonte como punto de referencia o, si no es visible, tiene que consultar instrumentos de la aeronave tales como el altímetro para contrarrestar este vértigo. Del mismo modo, los cristianos necesitamos los puntos de referencia que nos da la Palabra de Dios, la voz guiadora del Espíritu Santo que oíamos al orar y el consejo y la compañía de amigos cristianos para poder vivir la verdad.
No importa lo que diga el mundo contemporáneo, la verdad existe. Hay una realidad objetiva. Hay principios morales absolutos y verdades eternas. Por ejemplo, la verdad de que Jesús murió por tus pecados y los míos. O la verdad de que viene otra vez, que tiene un plan para nuestra vida, que quiere que cada uno de nosotros sea parte de su familia, la iglesia, y que ayudemos a los necesitados. La verdad existe.
La verdad es una persona

La verdad está encarnada en una persona y emana de ella. Para ser más explícito, la verdad no es sólo un conjunto de principios, ni ciertas doctrinas de la Biblia. En vez, la verdad se encuentra en Alguien. Leamos las palabras de Juan 14:6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí”.
Al margen de mis clases, a veces proveo aconsejamiento prematrimonial. Vienen a verme parejas que quieren asegurarse de que todos los detalles de su nueva vida como esposos estén listos antes de la boda: que tengan buenos empleos, seguridad económica y un lugar donde vivir. Si bien todas estas cosas tienen su importancia y es útil ocuparse de ellas, no son ni de cerca tan importantes como el saber que el matrimonio es más que nada asunto de una relación permanente con otra persona, de estar atento a sus necesidades y de tomarse tiempo para escuchar y ocuparse del cónyuge para asegurar su felicidad.
Esencialmente, un cristiano es un seguidor de Cristo. Un cristiano adventista es un seguidor de Cristo que espera con entusiasmo su pronto regreso. Y un cristiano adventista del séptimo día es un seguidor de Cristo que lo ama tanto que quiere tener un anticipo del cielo cada sábado mientras espera su regreso. El hecho de que la verdad está encarnada en una Persona no disminuye la importancia de las enseñanzas bíblicas. No minimiza las doctrinas. Por el contrario, muestra que todas las doctrinas bíblicas irradian de Aquel que se declaró el camino, la verdad y la vida.

La verdad nos libera

Jesús declaró: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Recuerdo un momento importante en mi propia emancipación. Ocurrió en un grupo de oración cuando estudiaba en el Colegio Secundario de Georgia-Cumberland, en Octubre de 1975. Mientras estaba de rodillas con algunos de mis amigos, orando juntos, le entregué mi vida a Dios y la paz y el amor de Jesús me inundaron. Sentí su presencia y compañía como nunca antes lo había experimentado.
Si alguien me preguntara: ¿Puedes describir este momento de conversión de modo analítico y desapasionado?, mi respuesta sería, No. Sería como pedirle a alguien que explicara mediante una ecuación cómo se siente uno cuando está enamorado. Si bien tuve muchas sensaciones en los días y años que siguieron a ese encuentro con mi Señor, una de las más profundas es la de libertad. Liberación de la carga de pecado.
Liberación de los hábitos y las pasiones que querían esclavizarme. Libertad para transformarme en la persona que Dios quiso que yo fuera. Libertad para vivir una vida de relación amistosa con mi Creador y Redentor.
Todo el que quiera puede tener esa misma experiencia de liberación, seguridad y esperanza. Como declaró Jesús, cuando conocemos y abrazamos la verdad, alcanzamos la libertad plena.
Autor: Greg A. King (Ph.D., Union Theological Seminary). Director del Departamento de Religión en Pacific Union College.

TOMADO DE: http://www.jovenes-cristianos.com/index.php?option=com_content&view=article&id=822:la-verdad-acerca-de-la-verdad&catid=77:temas-biblicos-interesantes&Itemid=101


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